Bernardo Montoya Navarro, de 50 años, ha sido detenido este martes acusado del asesinato en el pueblo onubense de El Campillo de Laura Luelmo, la profesora zamorana de 26 años cuyo cadáver fue hallado el lunes entre matorrales con indicios de violencia y agresión sexual.
El detenido es hermano gemelo del vecino de la chica asesinada, de nombre Luciano, de quien sospechaban los vecinos porque estaba en prisión por el asesinato de una mujer en el año 2000. Su autoría quedó descartada desde el momento en que se supo que cuando ocurrieron los hechos Luciano estaba aún en prisión. De hecho, salió este lunes.
Bernardo, que también vive en la misma calle, justo en frente de la víctima, estaba en paradero desconocido desde que comenzaron las batidas para buscar a la joven asesinada, y también tiene antecedentes por el asesinato de una anciana en 1995.
La Guardia Civil lo tenía localizado y apenas ha tardado un día en arrestarlo tras encontrar el cuerpo sin vida de la profesora zamorana.
La información que ha trascendido indica que B.M.N. había salido de prisión hace unos dos meses, tras cumplir una condena por robo con violencia, aunque ya conocía la cárcel previamente tras cometer un asesinato. La juez de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Valverde del Camino (Huelva), por medio de un auto dictado ayer lunes, decretó el secreto de las actuaciones en relación al caso de la joven hallada muerta en la localidad onubense de El Campillo.
B.M.N. fue condenado por la Audiencia Provincial de Huelva a 17 años y 7 meses de cárcel por asesinar a una anciana de 82 años de edad el día 13 de diciembre de 1995 en la localidad de Cortegana, según la sentencia a la que tuvo acceso Ical.
Tras el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Huelva condenó en noviembre de 1997 a B.M.N. a 15 años de prisión y la prohibición de volver a Cortegana durante un periodo de 5 años por un delito de asesinato, a 2 años y 7 meses de cárcel y el pago de una multa de 2.700 euros por un delito de obstrucción a la justicia, y a la pena de 2 meses de arresto mayor y 600 euros de multa por un delito de allanamiento de morada. Asimismo, la Audiencia le condenó a indemnizar al hijo de la víctima con 72.000 euros en concepto de responsabilidad civil “por los perjuicios causados y derivados del fallecimiento de su madre”.
La Audiencia consideró probado que los hechos tuvieron lugar sobre las 23.30 horas del día 13 de diciembre de 1995, cuando B.M., provisto de un machete “y con la finalidad de acabar con la vida” de la víctima, penetró en el domicilio de esta “para impedir que pudiera declarar en su contra” en un juicio que se iba a celebrar contra el condenado por delitos de allanamiento de morada y lesiones causadas a la fallecida.
De este modo, el encausado entró en la vivienda de la víctima “a través del hueco de una de las ventanas de la casa, cuyo cristal abrió de un empujón”, y, una vez en el dormitorio, B.M.N. “se agazapó detrás de la puerta de ha habitación” y, “de forma sorpresiva e inopinada y sin mediar palabra, acometió” a la mujer con el machete que portaba al entrar ella en dicha habitación.
Así, y según recoge la sentencia, le asestó una puñalada en la región dorsal, cayendo la mujer al suelo, tras lo que el condenado “se abalanzó sobre ella y le propinó otras seis puñaladas en el cuello” que le causaron la muerte.
El encausado, que ingresó en prisión por estos hechos el 18 de diciembre de 1995, sufría una grave adicción a la heroína y a la cocaína desde hacía varios años y en el momento de ocurrir los hechos tenía levemente afectada su voluntad, motivo por el que la Audiencia Provincial aplicó en el delito de asesinato una atenuante analógica. La sentencia se consideró ya cumplida en el año 2013.