Al contrario de lo que muchas personas han considerado y llevado a la práctica durante años, meter los platos refregados en el lavavajillas es contraproducente. Estos electrodomésticos funcionan mejor cuando se introducen directamente los platos sucios, sin enjuagarlos antes.
Según cuenta MyRecipes, si el aparato tiene menos de cinco años de antigüedad, se esforzará menos en limpiar la vajilla. Al parecer, esto sucede porque cuentan con sensores que analizan la suciedad y ajustan los ciclos de lavado basándose en los datos obtenidos. Por lo tanto, si metemos platos que están medio limpios, el lavavajillas los lavará menos.
Otra de las razones es que las partículas de detergente necesitan suciedad a la que agarrarse para tener un mayor efecto, ya que están diseñadas para pegarse a la grasa y expandirse. Si el plato está limpio, resbalan por la superficie sin efecto alguno. Además, también hay que tener en cuenta que muchos lavavajillas tienen una función de prelavado, por lo que enjuagar los platos previamente pierde todo su sentido.
Por tanto, forzar al lavavajillas para que los sensores no trabajen y utilizar el ciclo más largo solo provoca el gasto de una gran cantidad de agua. En otra palabras, sale más caro y daña el medio ambiente.
