«No quiero ser como un hombre, pero sí tener sus oportunidades»

Encarnación Pérez, primera subdelegada del Gobierno en Salamanca
Encarnación Pérez, en su despacho de la Subdelegación del Gobierno.

 

[dropcap]L[/dropcap]leva más de 5.000 kilómetros recorridos por la provincia visitando pueblos desde hace siete meses. «No me canso de decir que cuando conoces eres capaz de entender, de planificar, de dar las respuestas que se ajusten a cuestiones más reales. Necesito ir y verlo en directo, no por desconfianza, más bien para defenderlo mejor». Así se muestra Encarnación Pérez, primera subdelegada del Gobierno en Salamanca, en el cara a cara y nos invita a que entremos en la Subdelegación que como ella dice, «es la casa de todos».
Desde el PSOE de Salamanca le insinuaron que si le apetecía ocupar el cargo de subdelegada. Lo primero que pensó es si sería capaz. La contestación que recibió fue que seguro que sí. Y así echó a andar su nombre hasta que Virginia Barcones se lo comunicó oficialmente y Encarna Pérez, profesora de la Universidad de Salamanca, aceptó.

Al llegar al puesto. ¿Le ha sorprendido?
Lo que me he encontrado es que la subdelegación es la gran desconocida. Creo que no se sabe muy bien que es la casa de todos. La Subdelegación tiene un magnífico equipo humano que trabaja para impulsar proyecto con organizaciones del tercer sector, desde el encuentro, acompañamiento, también incorporando sectores de la sociedad que estaban un poco más alejados, temas de despoblación, que hacemos con otras entidades, el tema de género…

Ya era hora que Salamanca tuviera una subdelegada del Gobierno.
Sí. Por eso me quedé encantada en este sentido, no por Encarna, sino porque soy una mujer. Tampoco hemos tenido alcaldesa. Estoy encantada porque creo que hay muchas mujeres en Salamanca muy bien preparadas, que perfectamente podemos asumir muchos de los puestos de responsabilidad en condiciones de igualdad. En este sentido, me encanta haber roto esta tradición y espero que detrás vengan más mujeres.

Reconoce que cuando asiste a eventos o reuniones de temas empresariales, económicos, la fotografía sigue siendo de hombres en los puestos de tomas de decisiones. «Me he encontrado en más de una ocasión en fotos donde hay diez o doce hombre y yo sola de mujeres. Esa fotografía quiero que cambie, que entre color. Es de justicia. Somos más de la mitad de la población y estamos muy bien preparadas. De hecho, no tenemos ningún problema cuando entremos por la vía de la oposición».

Se ilusionó mucho con el Gobierno que formaba Pedro Sánchez. «Las mujeres que están en el Gobierno son impresionantes, con buena capacidad, formación, conocimientos,… Y sumarme a estas mujeres es una satisfacción».

Hace 20 años fue la creadora del SAS -Servicios Asuntos Sociales de la Universidad -¿Hemos cambiado mucho en estás dos décadas?
En estos 20 años la Universidad es más abierta. Está mucho más pegada a la vida de la ciudad y de las ciudades donde hay sede. También ha sido importante la Universidad de la Experiencia. El VIII Centenario lo ha celebrado toda la ciudad. En el campo de Asuntos Sociales hemos avanzado, tenemos una Ley de Dependencia que no teníamos, pero en esto nunca podemos poner techo, aún podemos avanzar más. Hay que intentar que haya más servicios sociales, que haya guarderías de 0 a 3 años, que las mujeres puedan incorporarse al mundo laboral, que se puede conciliar la vida laboral y familiar, que las mujeres, que somos las grandes cuidadoras, no tengamos que cortar una vida laboral para el cuidado de los hijos o de los padres, que lleguen los servicios sociales al mundo rural, la despoblación,… Todo va unido. ¿Hemos avanzado?, sí. ¿Tenemos que seguir avanzando?, también.

Hace 25 años, Lorena Bobbit le cortó el pene a su marido. Aquello se trató a modo de chiste y mofa y detrás de esta castración había episodios de maltrato y violación en el matrimonio. ¿Somos más sensibles a la violencia de género?
Al comienzo del SAS nos sorprendió la violación en el matrimonio. Hablo de hace 20 años. Íbamos por los pueblos de la provincia para tomarle el pulso de cómo estaba este tema, porque trabajábamos todo el tema de violencia de género, comenzamos mucho antes de que apareciera la Ley, porque veíamos que era un problema que estaba ahí. Nos empezamos a encontrar con mujeres de más de 70 años que habían vivido situaciones realmente complicadas, porque cuando digo no, pero él decía sí, no tenían más remedios. Ellas mismas veían que habían sido forzadas o violadas dentro del matrimonio. Fue muy duro.

La subdelegada del Gobierno ha rescatado una foto histórica donde se puede vera a Unamuno en el balcón del Ayuntamiento en la II República.

Y que ahora se esté cuestionando la violencia de género…
Las mujeres están siendo asesinadas por sus parejas. La violencia de mujeres por el hecho de serlo, es una realidad a la que tenemos que hacer frente. A mí hay un asunto que me preocupa: que uno piense que ella es mía y como tal, hago lo que quiero, incluso hasta tener su vida en mis manos.
Es una evidencia que existe la violencia de género y no voy a entrar en discutirlo. La Ley fue muy importante aunque apareció más tarde de la demanda social. Ha pasado con muchas cuestiones de carácter social, como el divorcio, el matrimonio homosexual,… Siempre se puede avanzar, pero la Ley ha sido muy bienvenida. En este sentido, el Pacto de Estado que este Gobierno ha activado contra la violencia, es un pacto interesantísimo donde aparecen muchas medidas, algunas de carácter económico, pero hay más, como los temas de prevención, y desde la Subdelegación del Gobierno hay una unidad de violencia donde se trabaja el tema de prevención, hay un plan director que trabaja en los centros escolares con la Guardia Civil, la Policía…

¿Qué importancia tiene la educación?
Lo que más. La educación es la mejor inversión en esto. Siempre digo que es como un mantra:
Educación, educación, educación,… Lo repetimos mucho, pero es verdad que todavía nos encontramos con jóvenes con 20 años que tienen con sus amigas comportamientos de esto te lo pones y esto no. Es preocupante, por lo que algo está fallando. Tenemos que seguir trabajando y la educación es clave. Hay que crear una generación que sea respetuosa con la diferencia. Una mujer es diferente a un hombre. Yo no quiero ser como un hombre, pero quiero tener las misma oportunidades que ellos. Lo que nos iguala es la diferencia, no la uniformidad. La diferencia suma.

Dice un anuncio que todas las mujeres del siglo XXI no son como te las imaginas. ¿Cómo es la mujer del siglo XXI española?
Una mujer que tenga conciencia de lo que es y pueda empoderarse y tener su propio proyecto de vida. Me gustaría que fuera una mujer reflexiva, creativa, como creo que son las mujeres que somos capaces de dar respuesta a cuestiones de mucha dificultad, como nuestras madres. Mujeres muy bien preparadas,… Me gustaría que tuviéramos presidenta del Gobierno y que también estuvieran al frente de instituciones, empresas,…

Una de esas mujeres, Ana Patricia Botín, al frente del Santander, se proclama feminista. ¿Encarnación es feminista?
Me siento feminista como conciencia de género que tengo. Defiendo nuestro género, sobre todo por las circunstancias actuales, pero tengo miedo a que los extremos se puedan tocar.

¿Cuáles son sus planteamientos como feministas?
Creo que ha habido un momento en la historia que la palabra feminismo ha sido clave para ir rompiendo y visibilizando a las mujeres. Es verdad que desde el planteamiento feminista hay distintas formas de plantear o enfatizar determinadas cuestiones. Para mí, el feminismo está muy ligado a la conciencia de ser mujer, a la búsqueda de la igualdad de oportunidad, al derecho a la diferencia.

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