El Gobierno ha reculado este viernes y da por roto (de momento) el diálogo con los independentistas catalanes, tras la unánime reacción en contra que suscitado su aceptación de un ‘relator’ o ‘mediador’ en las conversaciones con los catalanes, como si se diera por hecho que forman un estado independiente.
No solo por la convocatoria de una manifestación en Madrid por parte de las derechas para hacer sangre, en lugar de apoyar al Gobierno para salir de esta situación, sino por el rechazo que ha provocado entre las filas de su propio partido y simpatizantes.
«No hay forma en este momento y en este marco de llegar a acuerdos por las reticencias de los independentistas», ha asegurado la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo.
Esta decisión puede impedir la aprobación de los presupuestos generales porque para que vieran la luz eran necesarios los votos de los nacionalistas catalanes, pero Calvo ha dicho que si eso ocurriera no habría adelanto electoral, con lo que se prorrogarían los presupuestos de 2018, los últimos de Rajoy.
«Este Gobierno ha llegado para quedarse. Sería un fraude derribar un Gobierno y convocar elecciones. Hemos hecho todo lo que, como Gobierno, teníamos que hacer. Si los demás no lo ven, lo que sí tendrán que valorar es que en el miércoles, cuando se voten las enmiendas, esos partidos que nos dicen que no, tendrán que explicar por qué rechazan los Presupuestos», ha dicho la vicepresidenta.
Calco reiteró que el Gobierno solo habla con los nacionalistas en el marco de la Constitución y en ella no entra un referéndum sobre la independencia que siguen pidiendo los separatistas.
