El programa ‘First dates’ se ha convertido en una pasarela de personajes cuando menos peculiares.
La última pareja que lo intentó y que ha llamado la atención es la formada por Sergio, un entrenador personal de Madrid, y Maddie, una rumana afincada en Barcelona.
Ella buscaba alguien que «estuviera a mi altura, que sea educado, que me trate bien y que tenga dinero», porque está acostumbrada a cenar en sitios de cien o doscientos euros el cubierto, y a estar con hombre «que sepan hablar a una mujer».
De entrada no le gustó que el entrenador le propusiera pagar a medias la cena, aunque luego acabó abonándola él íntegramente. Sí le gustó el rolex que llevaba en la muñeca. «No te hagas la boba, pagamos a pachas. La primera cita siempre a medias», comentó el madrileño. A lo que ella contestó que «me ha parecido muy cutre su reacción».
Sergio se definió nada más llegar al restaurante como «un rompecorazones, incluso un poco cabrón. En 325 mujeres perdí la cuenta de las chicas con las que he estado, soy un empotrador», cuya relación más larga duró un año, pero a los seis meses ya se había cansado.
Ella se presentó como «muy ardiente y fogosa, me gusta me gusta jugar y hacer cosas nuevas» y dijo que hasta ahora no tenía pareja estable porque «ninguno había estado a mi altura».
Total, que todo parecía dispuesto para que estallara. Al final, él dijo que no quería una segunda cita con Maddie, porque «no me ha gustado que este todo tiempo pendiente de su pelo, de sus pestañas, sus labios…». Ella tampoco quiso quedar con él otro día. «Ni hablar, me parece un chulo de barrio y no está a mi altura».
Solo se pusieron de acuerdo en su gusto por el dinero.