Orejas tiesas ante Pablo Casado

Acto de Casado con militantes en Valladolid. (Ical)

Recibía Pablo Casado el premio “al personaje público de Castilla y León que mejor comunica”, que anualmente concede la Universidad EuropeaMiguel de Cervantes (UEMC), y la afluencia de dirigentes y cargos públicos del PP desbordó todas las previsiones. Génova todavía no ha dicho esta boca es mía sobre las listas al Congreso y al Senado y, como se dice en el argot ciclista, el pelotón anda con las orejas tiesas.

Con decir que hasta el senador vallisoletano Miguel Ángel Cortés se acercó al evento está casi todo dicho (y eso que el inmarcesible Cortés, como aznarista de pura cepa que es, es de los pocos que tendría asegurada otra legislatura en el Senado a sumar a las siete, se dice pronto, que encadenó en el Congreso de los Diputados). Que “El topillo”recuerde, tras once ediciones del premio, ha sido la primera vez que el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, se ha dignado asistir a su entrega. Y ya ha sido mala pata que el “alma mater” del invento, el profesor Luis Barcenilla, convaleciente de una intempestiva intervención quirúrgica, no pudiera contemplar el milagro de ese advenimiento presidencial.

En el ambiente flotaba el penúltimo episodio del culebrón de las primarias de Ciudadanos, esto es, la renuncia de la que era más que previsible candidata a la alcaldía de Valladolid, Pilar Vicente, segunda víctima naranja que se cobra el caso tras el mutis por el foro del intrigante PabloYáñez. No me extrañaría que, en una lectura completamente equivocada, la candidata del PP y consejera de Economía y Facenda, Pilar del Olmo, quien por supuesto también se acercó por la UEMC, se llevara un alegrón por la retirada de Vicente, sin duda una contrincante electoral bastante correosa. Pero para mí que el gran beneficiado por el forzado cambio de cartel en Ciudadanos no es otro que el alcalde Óscar Puente, quien, tras la trifulca protagonizada en su día por cuenta de la cualificación profesional de la concejala naranja, difícilmente iba a salvar el veto de Vicente en las futuras negociaciones para armar una nueva mayoría municipal.

En su apretada agenda vallisoletana, Casado tenía prevista una visita relámpago al Archivo de Simancas, que no era más que la excusa para fotografiarse junto al alcalde de la villa, su amigo abulense Alberto Plaza, al que, fotos aparte, parece haber reservado ya un puesto de salida en la próxima lista del PP de Valladolid a las Cortes de Castilla y León. Porque esta es otra: Aparte de confeccionar de arriba a abajo las candidaturas al Congreso y el Senado, Génova también va a meter mano en las listas autonómicas.

De momento, por lo que se observó ayer, el presidente autonómico del partido y candidato a la presidencia de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, va a tragar como número uno por Ávila a la consejera de Familia, Alicia García, la misma que no dudó en alinearse del lado deAntonio Silván en las primarias celebradas en su día para suceder a Herrera al frente del PP de Castilla y León. Y no va a ser la única partidaria o partidario de Silván que sobreviva en las listas autonómicas. Otro gallo le hubiera cantado a García -al igual que a la titular de Agricultura, Milagros Marcos– si en lugar de Casado, la presidenta nacional del PP hubiera sido el flamante fichaje del bufete Cuatrecasas. Entonces no habría habido para ellas tío páseme usted el río.

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