[dropcap]E[/dropcap]s sabido que cuando Hitler y su partido creyeron llegado el momento oportuno de quitarse la máscara y actuar como lo que eran, una banda de fascistas en busca de un régimen totalitario, incendiaron el Reichstag y colgaron el muerto a elementos de izquierdas.
Así que el uso de la mentira para desprestigiar a rivales políticos y librarse de su concurrencia en el libre y abierto juego democrático, no es nuevo, y en muchos casos es el primer paso hacia la dictadura, declarada o encubierta.
Se fabrica un buen lote de mentiras, made in las cloacas, se les cuelga a los rivales políticos más molestos junto con el sambenito de «antisistemas», y se les deja fuera del sistema y del juego democrático, sin los derechos que asisten a todos los ciudadanos en una democracia de verdad. La nuestra es de mentira.
Importantes cargos del gobierno de Rajoy y del PP, incluida la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, se emplearon gozosos en hacerse eco de las mentiras que ellos mismos habían ayudado a fabricar. Mentiras que después la justicia las reveló como tales.
Resulta sintomático el elevado número de españoles que según algunos estudios, se creyeron esas mentiras. Mentiras que sin duda condicionaron su opinión desinformada y su voto. Así funciona su «sistema», su normalidad institucional, su verdad posverdadera. Luego dicen de Trump y de los promotores del Brexit.
El episodio del incendio del Reichstag por los nazis, y su adjudicación falsaria a «los rojos», recuerda bastante a lo ocurrido con PODEMOS en España y a las maniobras y mentiras para dejarlos fuera de la competición libre y abierta.
Quienes y cuántos han participado en esas maniobras protofascistas, es lo interesante para conocer el grado de putrefacción de nuestra democracia.
Sin duda no fue solo el gobierno o el poder político el que participó en esa operación.
Todos los que participaron en esa trama vergonzosa y antidemocrática son los auténticos antisistema. Todos ellos son pirómanos de la democracia. Los hay que incluso hoy, ante el fuego no acarrean agua, sino que como PSOE y Cs se ponen de perfil.
Mientras la democracia se incendia desde sus cimientos, o si se prefiere, desde sus cloacas, ellos prefieren practicar el silencio cuando no la ocultación.
El “silencio de otros”.
Ahora ya no es sólo Jorge Fernández Díaz, exministro del interior, el que aseguraba que «el presidente lo sabe», tal y como quedó grabado, sino que uno de los componentes de la brigada mafiosa de la policía al servicio de los intereses del PP (Fuentes Gago) lo confirma. Y también quedó grabado.
Fuentes Gago afirma en un grabación que todas sus maniobras contra PODEMOS, no solo eran conocidas por Jorge Fernández Díaz y el presidente Rajoy, sino que procedían directamente de su mandato político, y que él actuaba bajo ese mandato «político», no como otros policías «puros y duros» que tienen la rara costumbre de no saltarse la ley.
Por lo que se ve él estaba o está en otro nivel: por encima de la ley y al servicio de una mafia con intereses partidistas indisolublemente unidos a la corrupción. Tal es nuestro “sistema”.
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