[dropcap]N[/dropcap]o agrandes la puerta, Padre,
que mi amor puede pasar.
Ella es como los niños,
con olvido y sin maldad.
La Tocaste con Tu Dedo
y ella no puede pensar.
Olvidó cuanto la diste
y no recordará jamás.
Yo te la cuido aquí, Padre,
que la quiero de verdad;
a veces se hace muy duro,
mas lo hago sin chistar.
No me la hagas sufrir, Padre;
dame sólo a mí ese mal.
No aumentes más mi condena;
dale a ella tu bondad.
Y cuando llegue el momento
de que tenga que pasar,
resérvame a mí otro sitio
a su lado. ¡Por piedad!
Salamanca, 18 abril 2019
2 comentarios en «No agrandes la puerta, Padre»
Precioso Emiliano. Como siempre.
Dale un beso de mi parte a tu mujer. Y, para ti, mucho ánimo y entereza para sobrellevar esta dolorosísima situación por la que estais pasando.
Desde la Huerta Murciana recibe un abrazo “ gordote”.
Miguel A.
Emiliano, me encanta tu poema, cuanta ternura expresas. Animo, Dios te ayuda a llevar esta carga con tanta bondad. Un abrazo. Charo