El guardia civil descarriado vuelve al banquillo de los acusados en Salamanca

En esta ocasión, por cooperar con una banda de traficantes marroquíes en Salamanca
juzgados salamanca
Entrada de los juzgados de Salamanca. (Archivo)

Al agente D.B.A. se le atribuye una «inadecuada relación con delincuentes y el mundo de la delincuencia» y se le acusa de ser el ideólogo del robo en la vivienda de un hostelero salmantino en la Gran Vía.

 

También se afirma de él que recomendaba a proveedores de droga por la calidad del producto que ofrecían, pasar información sobre controles de alcoholemia a la Patri, su pareja, y de hacer la vista gorda en algunos trapicheos de droga.

Así se dibujó este lunes el perfil de D.B.A., el guardia civil que desde el puesto de Alba de Tormes se pasó al otro lado de la ley y que, un año después de ser condenado por su participación en el robo en la vivienda de un empresario en la Gran Vía, ha vuelto a sentarse en el banquillo de los acusados, ahora por ayudas a una banda de traficantes marroquíes que operaba en Salamanca.

Durante el juicio celebrado este lunes contra la banda de traficantes y contra él por facilitarles información policial de interés, negó su vinculación con el grupo criminal, a pesar de las evidencias que ponen en duda sus argumentos. La Guardia Civil puso una baliza en su coche y un micrófono en el interior, para saber a dónde iba y de qué se hablaba. También se intervinieron sus llamadas telefónicas.

El jefe de la banda dirigía las operaciones desde Marruecos, y tenía un lugarteniente en Salamanca, que se buscó media docena de colaboradores para traficar. D.B.A. afirmó ante la juez que él no conocía ni al capo marroquí ni a su delegado en Salamanca, al que solo recuerda «por un percance, un embolao que tuve con él», dijo.

También dijo que no sabe quién es «ni le pongo cara» al capo, a pesar de que informó a la banda sobre si pesaba sobre él una orden de busca y captura contra él en España (parece que recurrió a un amigo policía para averiguarlo sin utilizar sus propios medios como guardia civil, porque deja rastro en el sistema). Y que no lo ha visto aunque el delegado del capo en Salamanca y su chófer afirmaron que el guardia civil estuvo en una reunión que mantuvieron en Aldeaseca.

Dice que su implicación en el robo del piso de Gran Vía y con la banda de traficantes es una maniobra de un mando de la Guardia Civl en Salamanca, como venganza porque el acusado estaba iniciando una relación con su expareja.

El fiscal pide para él dos años de prisión por el delito de omisión del deber de socorro y delito de descubrimiento y revelación de secretos y otros cinco de inhabilitación para desempeñar cargo público. D.B.A., que acudió al juicio con un polo con una gran bandera de España, dijo que era y sigue siendo guardia civil.

Para cada uno de los seis integrantes de la banda de traficantes se piden inicialmente dos años de prisión y 9.000 euros de multa, aunque tres de ellos reconocieron los hechos que se les imputan y colaboraron para llegar a un acuerdo para rebajar sus condenas.

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