Los accidentes laborales siguen creciendo en Castilla y León: 6.744 siniestros en el primer trimestre de 2019, un 4,4% más que en 2018, con siete fallecidos
ICAL. Salamanca es una de las provincias de Castilla y León donde la siniestralidad ha crecido este primer trimestre del año con un incremento del 14% respecto al mismo periodo del pasado año. Salamanca registro 904 accidentes laborales. No hay que lamentar víctimas mortales y tres heridos graves.
A lo largo de los tres primeros meses, la siniestralidad laboral sigue en ascenso en Castilla y León. Los tres primeros meses del ejercicio se cerraron en la Comunidad con 6.744 siniestros con baja en la jornada de trabajo, lo que supone 285 más que un año antes en el mismo periodo de tiempo, con un ascenso porcentual del 4,4% impulsado sobre todo por la construcción.
El informe que elabora la Junta, recogido por Ical, revela que entre enero y marzo de este año, se contabilizaron 48 accidentes laborales de carácter grave, uno más que en 2018. Sin embargo, y como dato «positivo», los siniestros mortales se redujeron en dos, aunque hubo que seguir lamentando el fallecimiento de siete trabajadores. Cuatro de ellos se produjeron por lesiones no traumáticas y tres por accidentes de tráfico en jornada de trabajo Los accidentes leves sumaron la mayor parte, con 6.689, lo que supone 286 más que el año anterior.
Por sectores, cabe destacar que los accidente laborales se dispararon en la construcción un 31,25 por ciento, hasta un total de 882 entre enero y marzo, que suman 210 más que un año antes. Asimismo, en el sector primario se produjeron 494, con un crecimiento en 70 en relación al año anterior y un avance porcentual del 16,5 %. Además, también crecieron los siniestros en la industria, aunque de forma más moderada, un 0,6 %, hasta los 1.968. En el extremo opuesto se situaron los servicios, donde disminuyeron un 0,2 por ciento, aunque concentraron el mayor volumen de accidentes, con 3.400.
El comportamiento de los accidentes in itinere y las bajas enfermedades profesionales fue mejor. En el primer caso,se produjeron 668 accidentes, lo que supone 256 menos que hace una año, con una reducción relativa del 27,7 %. Este tipo de siniestros se cobró la vida de una persona, frente a las cuatro malogradas en los mismos meses de 2018. En cuanto las enfermedades profesionales con baja, se registraron 123, con un descenso del 15,7 %.
Provincias
Por provincias, el número de accidentes laborales creció en todos los territorios, excepto en Valladolid, donde descendieron un 2 %, hasta un total de 1.389. Por el contrario, se elevaron en Salamanca (904), un 14 %; en Segovia (513), un 8,7 %; en Burgos (1.470), un 7,7 %; en León (995), un 4,5 %; en Zamora (375), un 2,1 %; en Ávila (322) y Soria (314), un 0,6 %, en ambos casos; y en Palencia (462), un 0,2 %.
Los siniestros mortales se registraron mayoritariamente en Burgos, con, tres dos más que un año antes, a los que se sumaron uno en Ávila, Burgos, Valladolid y Zamora, en cada caso. A estos habría que sumar uno in itinere en la provincia segoviana. Los graves se concentraron en Burgos y Valladolid, con once en cada una; seguidos de los siete en León; cuatro en Soria y otros tantos en Zamora; tres en Palencia, Salamanca y Segovia, en cada una de ellas; y dos en Ávila.
La precariedad es la lacra
Las secretarias de Salud Laboral de UGT y CCOO en Castilla y León, Azucena Pérez y Sehila Mateos, lamentaron tener que denunciar un nuevo crecimiento de los accidentes laborales en Castilla y León, que siguen al alza año tras año, desde el final de la crisis, en 2013. Las responsables sindicales situaron a la precariedad laboral y la falta de inversión en prevención en la base de los accidentes, y exigieron medidas ya para atajar esta lacra que sigue acabando con la vida de trabajadores cada mes.
La secretaria de Salud Laboral y Política Social de UGT, Azucena Pérez, denunció que la presencia de deficiencias en la organización del trabajo, acompañada de una ausencia de inversiones en prevención de riesgos laborales por parte de las empresas, «hace que los accidentes laborales sigan aumentando en nuestra Comunidad».
Pérez constato que «detrás de buena parte de estos accidentes de trabajo se esconde la precariedad laboral y la inestabilidad en el empleo» y razonó que si esto es «un factor determinante en la probabilidad de sufrir un accidente de trabajo» es necesario «apostar por empleos indefinidos, cualificados y bien remunerados, en definitiva, empleos decentes y de calidad» para atajar el problema.
Pérez cargó en este sentido contra «la poca o nula prevención en riesgos psicosociales y a la falta de previsión y adaptación por parte de las empresas de la conciliación de la vida laboral y personal», que tuvo como resultado en este trimestre ocho fallecidos, cuatro por lesiones no traumáticas, tres tráficos en jornada de trabajo y uno mas in itinere. Unas cifras que «si bien se han reducido con respecto al mismo periodo del año pasado, continúan siendo muy alarmantes».
En este sentido, la secretaria de Salud Laboral y Juventud de CCOO en la Comunidad, Sehila Mateos, puso de relieve que los fallecidos en este periodo llegaron en su mayor parte de accidentes no traumáticos acompañados de siniestros en tráfico. Infartos o ictus, dijo, provocados «por la ansiedad en los puestos de trabajo, por la inmediatez que cada vez se exige más. «Desde la crisis hay menos personal para el mismo trabajo, y las nuevas tecnologías nos están influenciando demasiado», dijo.
Mateos recordó que «ya no estamos en crisis pero sus causas permanecen y eso no ha cambiado». Así, constató que la precariedad «se ha instalado en la sociedad y eso hay que cambiarlo en las empresas». Además, aseveró que las nuevas tecnologías obligan a una adaptación constante a los puestos de trabajo y eso genera en muchas personas una gran ansiedad y tensión; y las nuevas profesiones como los repartidores, sin cobertura ni formación específica traen consigo gran cantidad de siniestros. «No somos capaces de frenarlo», concluyó.