Un debate paranormal

Los candidatos a la alcaldía no abordan los pactos tras el 26M y algunos protagonizan momentos memorables
Los candidatos, antes de empezar el debate.

Había cierta curiosidad por ver el debate ente los cuatro candidatos de los principales partidos que concurren a las elecciones municipales del próximo domingo. Sí, el lunes por la noche hubo un debate electoral televisado en Salamanca.

Había dos horas por delante para contrastar ideas y candidatos, pero aquello se convirtió enseguida en un pleno municipal sobre el escenario del teatro Juan del Enzina, cada uno aprovechando su turno para hablar de su libro, con contados escarceos para intercambiarse algún zasca. Y se han visto plenos más intensos que el de este lunes por la noche, que ya es decir. Casi todo muy previsible y demasiado visto.

Era un debate sin debate, eludiendo lo que de verdad importa y se va a ventilar este domingo. Saber quién va a pactar con quién, hasta que José Luis Mateos, el candidato del PSOE, le soltó así, a modo de curiosidad, a la candidata de Cs, Ana Suárez, que el 26M “se abre una nueva oportunidad para el cambio en el Ayuntamiento y espero que ahora sí lo facilitéis” y no pase lo que en 2015 cuando el PP perdió la mayoría absoluta.

Cs anunció en la euforia de la noche electoral que abrirían cajones y ventanas y levantarían alfombras en el Ayuntamiento, y por la mañana hicieron alcalde a Mañueco a cambio de un plato de lentejas.

Ana Suárez, que ofreció síntomas de que ya tiene síndrome de Estocolmo tras cuatro años bajo el ala del PP, reprochó a la oposición su falta de iniciativa de gobierno en esta legislatura que está a punto de terminar y dijo que el día 26 “el cambio será una realidad, pero no será el cambio que digas tú, sino el que digan los salmantinos, y no estás bien orientado, José Luis”, dijo al candidato socialista.

Toma ya. Las cámaras no ampliaron el plano, pero seguro que Carbayo, el candidato del PP, que había estado en su mundo volvió de nuevo a la realidad y debió pensar que seguían teniendo en el bote a los de Cs, porque la candidata Suárez evitó las críticas a la gestión de un equipo de Gobierno al que ha sostenido, y se limitó a echar la culpa a la oposición de lo bueno que no ha pasado en Salamanca estos cuatro años, porque no les han dado ideas y se las han reservado para la campaña electoral.

Claro, tú estás en el sofá, aguantando el tirón y te dislocan así la realidad y no sabes cómo tomártelo. Pero engancha.

El PP llegó a la cita con la credibilidad bajo mínimos y la poca que pudiera tener tras 24 años en la poltrona la dilapidó su candidato desde el principio, cuando dijo que él veía las calles de Salamanca “llenas de gente y de jóvenes, llenas de vida”. Dibujó una realidad paralela en la que se encuentra más cómodo para no afrontar la que han deformado durante estas décadas pasadas.

A partir de ahí todo queda en un espacio paralelo en el que viven el resto de los salmantinos. Pero llegó una pausa para la publicidad y se emitió un anuncio del Ayuntamiento grabado en las calles del centro de la ciudad del Tormes, con poca gente y casi todos los que salían eran pensionistas.

Se reanudó el debate y el candidato del PP, que por momentos da la sensación que ha perdido el sentido de la realidad, seguía viendo esto petado de gente haciendo cola en los sitios, llenando los aparcamientos y sin ganas de emigrar.

De hecho, la emigración y la despoblación solo la vieron los candidatos del PSOE y Ganemos. Donde ellos vieron un problema, movidos sin duda por sus ganas de incordiar, el PP ve una reducción del paro y el candidato Carbayo sacó unos gráficos que en mi tele se veían blancos. Jo. Seguro que en ellos bajaba el desempleo a lo bestia y las calles estaban llenas de gente joven y de vida, y las tiendas y los bares llenos. Y me lo perdí.

PSOE y Ganemos, que no viajaron hacia esa realidad, reiteraron a lo largo de la noche que había llegado la hora del cambio tras 24 años de PP y argumentaron en varias ocasiones que lo que el PP no ha hecho en todo ese tiempo no lo va a hacer a partir de ahora. La candidata de Cs seguía enojada porque la oposición se había dedicado los últimos cuatro años a hacer de oposición e incluso a darle caña al equipo de gobierno.

Mateos, el candidato socialista a la alcaldía, dijo que el candidato del PP y alcalde de la ciudad “comete irregularidades y las justifica y coloca a sus familiares y amigos” pero que si los salmantinos quieren seguir votándole “háganlo”. Recordó que los cinco primeros de la lista del PP al Ayuntamiento acumulan más de cien años viviendo de la política. “¿Ese es el futuro de regeneración para Salamanca?¿Se les puede otorgar la confianza?”, preguntó.

Y el alcalde, que enseña papeles que los focos dejan en blanco y a veces vive en una realidad paralela, reprochó a Mateos, que en la vida real vive de sus clases en la Universidad, que viviera “amarrado” (alargó profundamente la sílaba ‘-rra’) “al sueldo del Ayuntamiento, porque no ha visto otra cosa”.

Mateos, sabedor que el alcalde no pecó de ignorancia sino de mala baba, le replicó que “nunca he tenido un sueldo del Ayuntamiento, a diferencia de Carbayo y los concejales del PP” y de su mujer cuando la enchufó en el gabinete de prensa del Ayuntamiento.

Pero Carbayo seguía en su mundo ideal donde las mamandurrias se las llevan los otros y ellos lo dan todo por los salmantinos sin nada a cambio.

Yo esperaba que pusieran más anuncios para contrastar todo esto con la realidad, pero no hubo suerte.

Mateos siguió a lo suyo. “Tenemos que pasar página del PP por higiene democrática y para una Salamanca mejor”.

Gabriel Risco, el candidato de Ganemos, estuvo toda la noche en su línea, combativo pero sin perder las formas, y algo nervioso por el formato del pleno municipal. “Es la hora del cambio porque existe la oportunidad de tener una ciudad mejor gestionada, libre, democrática y de la que no se vayan los jóvenes, donde se plante cara a la corrupción y al amiguismo del PP”.

Y cerró el debate Ana Suárez, la candidata de Cs contando lo que había vivido durante la campaña. “Ha sido muy gratificante ver cómo cada día más gente se acercaba a nuestra carpa para transmitirnos su ilusión por que cambien las cosas y el Ayuntamiento de Salamanca no esté marcado por la hostilidad y el enfrentamiento entre partidos, sino por la responsabilidad de todos para trabajar por los ciudadanos. Es el momento de poner en el centro al salmantino y pensar solo en él y en mejorar su vida”.

Texto: Juan Carlos Hernández

Fotos: Pablo de la Peña

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