Opinión

Carta abierta a mi amiga, María Mayoral

cs maria mayoral
María Mayoral, el 13 de junio anuncia su dimisión.

 

[dropcap]N[/dropcap]ueva York, 6 de la mañana. Cualquier hora es buena para expresar lo que siento por una gran amiga, por una gran persona. Ella es María, número 2 de Ciudadanos Salamanca, quien el día 13 renunció a su acta de concejal en el Ayuntamiento de Salamanca. Y lo ha hecho por valores como la transparencia, la democracia y la justicia.

Para quien no la conozca (aún), María Mayoral tiene 26 años, es graduada y máster en Ciencia Política por la Universidad de Salamanca y funcionaria de carrera en el Estado, habiendo aprobado este año las oposiciones, a la primera. Y no, no se lo han regalado, yo mismo la he visto arriba y abajo, soportando trabajos indecentes en un mundo laboral precario, lo único que ofrece España en general, y Salamanca en particular. María es una persona tranquila, formada, de conducta y valores intachables.

La rueda de prensa que has dado tiene una mayor dimensión que la simple renuncia a un acta de concejal. Ha escenificado el mal que vive la política hoy en día, la mediocridad. La política se ha convertido (o quizá siempre lo fue) en un escenario de caza, de violencia verbal, de mala educación, de hipocresía y, en muchos casos, de malas personas.

La política ha sido, y sigue siendo, la única salida para personas que no tienen carrera profesional, ni oficio ni beneficio, tanto en la derecha, como en la izquierda. La política está tan enferma, que hoy en día los valores ganan a las ideologías, porque la crisis de valores es tal que las ideologías pasan a segundo plano. Y porque cuesta mucho encontrar gente decente, con claridad en los ojos, con verdadera vocación pública más allá de una foto o de una estrategia para progresar en su carrera política. Pocas personas conciben la política como tú, como un servicio a la comunidad.

Mientras la mediocridad se queda, tú te vas. Te vas con la cabeza bien alta, demostrando tu nivel, tu calidad y tu elegancia. Te vas con la satisfacción del trabajo bien hecho, sí, del trabajo bien hecho. Porque la política es representar y, con tu gesto, lo has hecho. Has representado a todas las personas que tienen una visión sana de los asuntos públicos pero que, sin embargo, se encuentran fuera de la primera línea por temor a embarrarse en guerras de mediocres.

Me niego a pensar que los salmantinos y los españoles no podemos estar representados por personas con mejores valores: sensatas y transparentes. Me niego a pensar que la sociedad no valora a sus jóvenes, y quiero creer que algún día parará esta fuga de talento, de lo privado y de lo público.

Has cumplido María. Has demostrado tu valor. Te dejaron hasta donde te dejaron. Pero te llevas intacto algo muy importante: la dignidad, esa cualidad que hoy te permite mirar a los ojos a los tuyos con orgullo, y que el día de mañana trasmitirás a tus hijos para seguir construyendo un mundo mejor. Estoy seguro de que esta carta la firmarían muchas, muchas personas que te conocen, independientemente del partido al que voten, porque la política son personas.

Ha sido un orgullo tenerte en los focos.

De un amigo.

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