Rubén Blanco, el salmantino que sacó la 11ª mejor nota de España en el MIR, escoge Familia

Escogerá el ‘patito feo’ de las especialidades, Medicina Familiar
Rubén Blanco Herrea, médico de familia, en el Hospital de Salamanca. Fotos. Jesús Formigo/ICAL

 

El joven salmantino Rubén Blanco, con la undécima mejor nota de España, elige centro de salud Castro Prieto en el barrio de San José de Salamanca para hacer su residencia durante los próximos cuatro años        

R. Travesí/ ICAL. 29 de abril. Salón de actos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en el paseo del Prado de Madrid. Comienza la elección de plazas MIR (Médico Interno Residente) de la convocatoria 2018-2019. Hay una mezcla de nervios y emoción. El número 1, con la mejor nota de España, se decanta por la especialidad de Dermatología en el Hospital La Paz, de Madrid. Lo esperado al ser uno de los servicios más demandados en los últimos años. Continúa la elección, sin sobresaltos (Anatomía Patológica, otra vez Dermatología, Neurología, Aparato Digestivo, Cardiología en Salamanca, …). Hasta que cuatro minutos después de las 10 horas, salta el ‘bombazo’. Le toca el turno al décimo primer mejor MIR y, sorpresa, elige Medicina Familiar y Comunitaria, el ‘patito feo’ de las especialidades.

El ‘valiente’ es Rubén Blanco, un salmantino de 25 años, que como buen profeta en su tierra eligió completar su formación de médico en un centro de salud de Salamanca. «El día que escogí Familia, la gente se sorprendió. Mucha gente me aplaudió porque valoraba que alguien, con una nota tan alta, optara por esta especialidad», comenta a la Agencia Ical. Con su calificación (95,6713) podía haber elegido cualquier especialidad y cualquier destino de entre las 6.797 plazas vacantes. Además, es el área que oferta más plazas, hasta las 1.914, de las que 120 correspondían a Castilla y León.

Rubén Blanco Herrea, médico de familia, en el hospital de Salamanca

Sus palabras tienen razón de ser porque Medicina de Familia jamás destaca entre los mejores números de orden del examen MIR. Es una tradición y este año se repitió. No en vano, el primer día, donde eligen 700 personas, solo siete mostraron interés por este área. Es decir, el uno por ciento. El siguiente en decantarse por esta especialidad fue el número 109, con la elección de Barcelona. El segundo día de la adjudicación de plazas, el número 946 eligió Medicina de Familia en Castilla y León, en concreto Valladolid Este. Fue el décimo en decantarse por este área.

Rubén Blanco es consciente que las especialidades hospitalarias tienen «mejor fama» pero asegura que tenía claro que le gustaba la «medicina integral» y no tratar la medicina de un solo órgano. Con esos requisitos, el abanico se limitaba a Intensiva, Interna o Familia. Confiesa que no tuvo dudas porque en sexto de carrera ya se había decantado por la Medicina Familiar y Comunitaria. Además, destaca que el ambiente en los centros de salud es mejor que en los hospitales.

Este joven salmantino, que ha empezado su residencia en el Centro de Salud Castro Prieto en el barrio de San José de la capital, reclama más publicidad entre la población para vender a la Medicina de Familia al ser un área «integral». Y es que recuerda que los últimos estudios hablan de que un médico de cabecera tiene capacidad para resolver el 90 por ciento de las consultas. «Es decir, casi todos los problemas con los que acude el paciente», asevera.

Más minutos para el médico de Familia

Eso sí, este licenciados en Medicina por la Universidad de Salamanca (Usal) pide dotar a esos facultativos de recursos y tiempo, para que disponga de, al menos, diez minutos por persona para llevar a cabo una adecuada exploración y un diagnóstico acertado. «Sin medios ni tiempo suficiente, la ciudadanía calificará la Medicina de Familia como ineficiente, porque una exploración no puede ser concienzuda en cinco minutos y el diagnóstico deberá esperar a otra consulta», añade.

Blanco tampoco se olvida del futuro laboral que le espera cuando acabe su formación. «Muchos médicos se decantan por esta especialidad por las buenas expectativas de trabajo a corto y medio plazo, porque hay muchos profesionales con más de 55 años. Siempre habrá gente que tenga que acudir a un centro de salud para una consulta», manifiesta.

Rubén Blanco, MIR, Salamanca
Jesús Formigo / ICAL Rubén Blanco Herrea, médico de Familia, en el Hospital de Salamanca.

El residente es consciente del grave problema que atraviesa la Atención Primaria en el medio rural y asegura que no puede primar la rentabilidad económica porque lo más importante es la salud. «¿Es ético dejar a un pueblo sin médico?», se pregunta, tras reconocer que la sanidad rural consume muchos recursos económicos. Pese a ello, apuesta por destinar más dinero a la medicina rural porque los habitantes de la ciudad siempre tienen la facilidad de acudir a un hospital.

En cuanto a la opción de la sanidad regional, Rubén Blanco asegura que la Medicina de Familia no depende tanto de los medios que puede disponer un hospital. «Un cirujano cardíaco se formará mejor en un hospital de Madrid al contar con más medios pero en Atención Primaria, lo más importante es la figura del tutor y en Castilla y León, sobran profesionales competentes y con experiencia», sentencia. Además, con 25 años, ha pesado la «comodidad» de estar cerca de la familia y los amigos. De ahí que reconozca sentirse un «privilegiado» durante los cuatro años que durará la residencia.

Cardiología en Salamanca

Otra de las personas que ha ligado su futuro inmediato con la sanidad de Castilla y León es Ana Elvira que tras contar con el sexto mejor expediente del MIR (97,6713) se decantó por Cardiología en el Hospital Universitario de Salamanca. A lo largo de la carrera en la Usal, mostró interés por Pediatría y Aparato Digestivo, aunque al final pesó más Cardiología. «Es una especialidad muy completa y se trabaja de forma muy autónoma, al contar con pruebas diagnósticas y técnicas propias», precisa.

En cuanto al destino, dudó entre Madrid y Salamanca. No en vano, apunta que los centros de Madrid (Clínico San Carlos y Gregorio Marañón) y Barcelona cuentan con más fama, aunque son ciudades menos manejables. «Visité varios hospitales y lo que me ofrecían en Madrid era similar a Salamanca y creo que la formación es mejor aquí», explica. Además, conocía el servicio porque realizó rotaciones durante sus estudios de Medicina.

Jesús Formigo / ICAL Ana Elvira Laffond ,médico MIR que empieza la residencia en el Hospital de Salamanca en la especialidad de Cardiología.

Elvira, de 24 años, confiesa que está ansiosa por comenzar el MIR en el hospital, que se prolongará cinco años, para aplicar los conocimientos adquiridos en la Facultad. «Creo que me voy a formar de manera excelente», asevera. Y es que Elvira recuerda que el Servicio de Cardiología del Hospital de Salamanca es uno de los centros reconocidos de España en cardiopatías familiares y puntero en las técnicas de imagen, además de ser de referencia para otras provincias como el norte de Cáceres y Zamora, entre otras.

La joven estudiante, que fue Premio Extraordinario de Grado en la Universidad de Salamanca en el curso pasado, valora que un número importante de los primeros MIR hayan elegido el centro charro. No en vano, de entre los mil primeros, hay diez personas que se decantaron por especialidades del complejo, entre ellas tres de Cardiología. «Todos mis compañeros de residencia han trabajado duro, hasta llegar hasta aquí, y pondremos mucho esfuerzo para atender lo mejor posible a los pacientes», confesó.

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