Helena Pimenta ha hecho que ‘entre’ un chorro de aire fresco y vanguardista en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. No le ha importado arriesgarse, tanto es así que mostró sus ‘credenciales’ con su primer montaje, La vida es sueño, de Calderón de la Barca, donde hizo que Blanca Portillo diera vida a un imponente Segismundo.
La directora salmantina cierra sus ocho años al frente de la Compañía Nacional de Teatro Clásico con la misma obra que comenzó, pero en esta ocasión, según publica El Mundo, no dirigirá a ninguna gran figura sino a La Joven Compañía de Teatro Clásico. «No había trabajado con ellos en este tiempo, he compartido clases pero tenía ganas de profundizar en un texto como éste, que es de los que dejan huella a actores de su edad. Cada vez les hemos puesto textos más complejos y con éste quiero pasarles el testigo, darles un legado».
El 13 de septiembre, Helena Pimenta dejará su cargo y lo ocupará Lluís Homar.