Echaron cuentas rápido y tras la euforia inicial consideraron que no era para tanto. El sábado pasado ocho compañeros de trabajo ganaron el bote de la lotería primitiva australiana (la TattsLotto) y el lunes todos acudieron puntualmente a trabajar.
Llevaban años jugando la misma combinación y este fin de semana les sonrió la suerte. Había un premio de casi cuatro millones de dólares australianos para un único ganador (unos 2,5 millones de euros) y su boleto fue el único con la combinación ganadora.
Dicho de golpe, uno se retira con esa cantidad y se dedica a otros asuntos, pero al partirlo entre ocho, salían a poco más de 300.000 euros, que al final da para lo que da de sí.
Todos a trabajar el lunes por la mañana.