Salamanca cuenta con innumerables tesoros arquitectónicos y uno de ellos es la “Casa de las muertes”, ubicada en pleno casco histórico, más concretamente en la actual Calle Bordadores, antiguamente denominada Calle de Tapiceros.
Su construcción fue un encargo del arzobispo Alfonso de Fonseca que ejecutó y diseñó el arquitecto Juan de Álava a principios del siglo XVI.
Destaca por su facha plateresca que esconde grandes significados que aun generan dudas entre leyenda popular e historia. La fachada contempla un medallón central donde puede verse un busto con la leyenda dedicada a Alfonso de Fonseca, acompañado de una inscripción donde se puede leer palabras textuales: “Severísimo Fonseca Patriarcha Alexandrino “, lo que quiere decir “el serenísimo Fonseca patriarca Alejandrino”, que afirma la idea de dicha vivienda por Fonseca. Aunque es uno de los edificios menos conocidos y de los que menos se habla, es otro de los grandes rincones monumentales que contiene la ciudad de salamanca tanto para interés cultural local como extranjero.
Lo más curioso y comentado de la fachada son las cuatro calaveras talladas en piedra que aparecen colgadas de las jambas de las dos ventanas superiores del exterior. Dicha facha está labrara en piedra de Villamayor o piedra franca extraída de las canteras salmantinas de Villamayor.
Aunque lo más comentado sea su exterior, el interior hasta ahora era desconocido por los salmantinos.
Más allá de las leyendas que rodean esta casa señorial, su interior es un verdadero palacete con más de 582 metros construidos, distribuidos en tres plantas principales, más una bajo cubierta.
Cuenta con ocho habitaciones y dormitorios distribuidos entre las distintas plantas, junto con cinco baños completos. Se une a una de las salas una gran terraza que da a un espectacular jardín que recoge una pequeña piscina.
Además, dispone grandes estancias, salas de estar y un gran salón comedor conectado con el jardín. En la planta baja acoge una pequeña joya de piedra y madera como capilla.
A pesar de su arquitectura de traza barroca y fachada de estilo plateresco, este monumento salmantino se alza bajo historias y peculiaridades que rozan el carácter terrorífico. Pero que dotan a la vivienda de mucho potencial personal, de carácter, historia y leyendas que ninguna otra cuenta.
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