Las expresidentas de la Comunidad de Madrid esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes han sido imputadas este lunes por el juez de la Audiencia nacional que instruye el caso Púnica por la financiación ilegal del PP madrileño entre 2003 y 2012.
El juez Manuel García Castellón les imputa los presuntos delitos electorales, falsedad de cuentas, prevaricación y tráfico de influencias para financiar las campañas electorales del PP madrileño en distintas citas con las urnas.
Esperanza Aguirre, que declarará el 18 de octubre, tuvo, según el juez, “un papel decisivo esencial” en la trama y considera que “ideó la búsqueda de recursos” para financiar al partido de forma ilegal y “supervisó” la adjudicación de contratos públicos a empresas colaboradoras con el partido. Además, puso al servicio del partido las partidas de publicidad institucional de distintas consejerías a través de adjudicaciones ilícitas.
Cifuentes, que tendrá que declarar el 1 de octubre, está acusada de financiar campañas del PP madrileño con dinero de empresas que pagaban en negro a cambio de llevarse contratos públicos como el de la cafetería de la Asamblea de Madrid al grupo Cantoblanco de Arturo Fernández -imputado también por las tarjetas opacas de Caja Madrid- a cambio de financiación ilegal del PP.
Arturo Fernández habría realizado dos donaciones de 160.000 euros en 2007, año en el que Cifuentes era patrona de Fundescam y también miembro del comité regional de campaña del PP, para costear «de manera encubierta gastos electorales». El juez, considera que esas donaciones se gratificaron posteriormente mediante la adjudicación desde la Asamblea de Madrid a sus empresas de contratos de restauración en los años 2009, 2011 y 2013.
1 comentario en «Esperanza Aguirre, imputada por idear y supervisar la financiación ilegal del PP madrileño»
¡Qué cosas!, eso de «puso al servicio del partido las partidas de publicidad institucional de distintas consejerías a través de adjudicaciones ilícitas» , presuntamente solo pasa en Madrid ?, presuntamente…
Luz y taquigrafos, menos mal que tenemos este candil que nos ilumina… Porque sino, ¡buenas velas nos alumbran!