La recién nacida tras pasar cuatro meses en el vientre de su madre en estado de muerte cerebral se encuentra perfectamente.
Eliska pesó algo más de dos kilos y midió 42 centímetros al nacer el pasado 15 de agosto.
Fue por cesárea y su nacimiento supuso la muerte de su madre, que estaba mantenida con vida artificialmente para que madurara el bebé que esperaba.
Eva, de 27 años, estaba embarazada de 16 semanas cuando ingresó en el hospital de Brno (capital de la República Checa). Ese mismo día se le diagnosticó la muerte cerebral y se decidió mantenerla conectada al respirador para mantener sus constantes vitales para que prosperara el bebé que esperaba.
Finalmente, a mediados de agosto se produjo el alumbramiento y ahora Eliska vive gracias a una gesta médica.