Y dos meses después, el balance no puede ser más desolador. Antes aun de la investidura de Alfonso Fernández Mañueco, lo primero que hicieron PP y Ciudadanos fue incrementar sin ningún rubor en un 10 por ciento las subvenciones que reciben los grupos parlamentarios, sobre cuyo empleo reina la más absoluta opacidad puesto que no son fiscalizadas por nadie.
Era solo el anticipo del festín de gasto puramente político que habían decidido darse los coaligados, que no se han cortado un pelo a la hora de crear y repartirse nuevos puestos en la Junta, ya fueran de altos cargos o de asesores igualmente de libre designación.
Para empezar, agotando el número máximo que permite la vigente Ley de Gobierno y Administración de Castilla y León, se creaba la consejería de “Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior”, o, lo que es lo mismo, la consejería-trampantojo diseñada a la carta a mayor gloria del además vicepresidente y Portavoz. Pese a que esta consejería consta de siete altos cargos, incluido el propio Igea, las nuevas estructuras orgánicas han engordado la nómina política de la Junta en más de un 15 por ciento, de forma, que, con las mismas competencias del último gobierno de Juan Vicente Herrera, el de Fernández Mañueco ha pasado de 80 a 93 altos cargos.
Apenas daba sus primeros pasos el nuevo gobierno autonómico cuando la renovación de los tres escaños del Senado que corresponde designar a las Cortes de Castilla y León iba a poner a prueba el vasallaje del PP de Castilla y León ante la dirección de Génova y las inconmensurables tragaderas de Ciudadanos. Sin que se les cayera la cara de vergüenza, ambos sumaban sus votos para proporcionar uno de esos escaños a Javier Maroto, el dirigente nacional del PP que no había conseguido renovar su escaño de diputado por Álava en las pasadas elecciones generales.
Una muestra de lo anterior ha sido la ocultación del acuerdo del Consejo de Gobierno tomado el 25 de julio mediante el que se incrementaba hasta el número de 44 la nómina de personal eventual (de confianza y libre designación) al servicio del Presidente y de los Consejeros de la Junta. El acuerdo suponía la creación de 14 nuevos puestos de esa naturaleza, sin que de ello nos hayamos enterado hasta esta misma semana a través de la denuncia realizada el grupo parlamentario socialista. Una denuncia que dejaba con las posaderas al aire a Igea, quien, además de no informar del acuerdo en la rueda de prensa del Consejo, se “olvidó” de la preceptiva obligación legal de colgar esa información datos en el Portal de Transparencia. Cazado en ese doble renuncio, el vicepresidente, consejero y portavoz se limitaba a pedir disculpas por “el error”, mientras que al consejero de la Presidencia,Ángel Ibáñez, le parece «banal» que la Junta incremente en un 50 por ciento el personal eventual contratado a dedo.
El verano»horriblis» de Igea.- La verdad es que Igea ha protagonizado un verano ciertamente “horribilis”, ya que a todo lo reseñado hay que añadir las distintas polémicas generadas por la composición del equipo de altos cargos de su consejería, en el que inicialmente no contó con una sola mujer. Primero fue esa especie de “maroto” que se marcó al nombrar como viceconsejero a un ex diputado de Ciudadanos por Baleares que tampoco pudo renovar su escaño en las pasadas elecciones generales. Luego vino “el gatillazo” de nombrar director general al juez José María Crespo, quien a los dos días renunció al cargo al enterarse de que su nombramiento no garantizaba el retorno al mismo destino del que procedía. (Eso sí, la renuncia de Crespo, muy cuestionado por alguna de sus instrucciones judiciales, proporcionó a Igea la oportunidad de incorporar a una mujer a su equipo de altos cargos).
Mientras el nuevo presidente de la Junta mantiene deliberadamente un perfil muy discreto, el afán de protagonismo del vicepresidente-portavoz y consejero roza lo patológico, sin que nadie de su nutrido grupo de asesores sea capaz de advertirle de lo contraproducente de tan excesiva exposición mediática.
El dibujante Ernesto Rodera lo clavaba en la viñeta publicada el lunes en “Diario de Valladolid” que reproducimos al lado. “Igea será finalmente el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro”, rezaba el titular de un periódico. “No descarta incluso ser la novia en el entierro, el niño en la boda y el muerto en el bautizo”, añadía más abajo un subtítulo.