La Audiencia Provincial de Valladolid ha condenado a una pena de 14 años, tres meses y un día de prisión a un padre por un delito continuado de agresión sexual a su hija, que padece retraso mental. El fallo también le priva de la patria potestad, le condena a libertad vigilada por un tiempo de cinco años y prohibición durante 20 años a aproximarse a su hija a una distancia inferior a 500 metros o al lugar en el que resida, trabaje o lugares como frecuente.
ICAL. Según los hechos probados, la hija del ahora condenado, de 36 años, y que padece un retraso mental moderado equivalente a una edad mental de entre los seis y nueve años, era víctima de los abusos continuados de su progenitor, quien aprovechaba los momentos en los que estaban solos en el domicilio familiar para conducir a su hija al dormitorio conyugal y, con el ánimo de conseguir su satisfacción sexual, tocaba los pechos y le introdujo los dedos y el pene por la vagina, además de que le obligó a tocarle el pene. La joven se oponía, aunque su padre le llegó a golpear con un cinto para frenar es oposición.
La Sala consideró acreditados los hechos basándose en las propias palabras de la víctima y dado que con la edad mental de esta «no es pensable que ideara unos hechos falsos, los memorizase y los contara espontáneamente a su cuidadora, a la psicóloga del centro y luego lo reiterase en la exploración».
También la declaración de la cuidadora que declaró que la víctima «no tiene capacidad para inventar» y que se encontraba «angustiada» al relatar los hechos.