Tenía dos años y padecía atrofia muscular espinal. Se llamaba João Miguel Alves y vivía en Brasil.
Joäo murió el 17 de octubre, su padre, quién debía de cuidarlo y suministrarle los medicamentos, no lo hizo, prefirió gastarse el dinero en drogas, prostitución, viajes y ropa de firma.
Un día decidió que lo que los brasileños habían donado para que su hijo tuviera una mejor calidad de vida, debía de gastarlo él para vivir mejor. No era una cifra baladí, hablamos de 230.000€ lo que recaudaron en poco más de año y medio, ya que comenzaron a hacer llamadas de socorro cuando el niño tenía 7 meses a través de las redes sociales.
El niño tenía que tomar un medicamento llamado Spinraza, cuyo precio es de 76.850€, según publicó el periódico O Globo, de Brasil.
Henrique Leroy Alves dejó a su esposa e hijo hace unos meses, alegó que le había salido un trabajo en Belo Horizonte, según informa el diario Daily Mail. Pero, nada más lejos de la realidad. Henrique se alojó en un hotel de lujo y no escatimó en caprichos para él.
En España tuvimos un caso similar, el de los padres de Nadia.
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