Opinión

El pantallazo

[dropcap]H[/dropcap]an comenzado a levantarse persianas de ventanas que durante tiempo habían permanecido cerradas, y ya se escuchan algunos ruidos en las viviendas vecinas. Señal clara de que parece que todo vuelve a su sitio, como también lo muestra la instalación de las detestables casetas de tabernas en el centro de la ciudad en los entornos y monumentos representativos de la ciudad. Pero la nueva siembra ha sido el pantallazo en la Plaza Mayor. Las terrazas se han sembrado de plasma cargada de baloncesto. (Al menos, es nuevo para mí, porque ignoro si con motivo de mundiales y europeos futboleros eso ya ha ocurrido en otras ocasiones, ya que siempre me han pillado de recorrido por el mundo, donde no he visto tal afrenta en puntos de peso equivalente).

Las terrazas de la Plaza cuajadas de pantallas televisivas. Qué horror. Los avances en la degradación de esta ciudad no paran. Pasito a pasito se van consolidando situaciones y hechos que destrozan el tono propio de una ciudad con peculiaridades que requieren respeto. En cambio, se avanza en muestras de vulgaridad que destrozan lo que debe ser la cara de una ciudad especial como lo es Salamanca. Una condición que conlleva unas exigencias que seguramente no se requieren en otras urbes con menor peso histórico-artístico. Esas exigencias también aportan satisfacciones. Pero para que éstas permanezcan es imperioso no hacer saltar por los aires la riqueza acopiada por el recorrido de los siglos. De lo contrario –y es lo que lamentablemente está ocurriendo– y si se funciona con resultados a corto plazo, “el invento” se irá al traste.

[pull_quote_left]He escuchado que el alcalde afirma que se está en contra de que le vaya bien a una empresa si se enjuicia negativamente que ocupe con una terraza determinado espacio. Es decir, hay que someterse a las exigencias de un negocio. Sospecho que también pensará lo mismo sobre quienes nos oponemos a que las pantallas de plasma se instalen en terrazas de la Plaza Mayor.[/pull_quote_left]Una de las personas que he conocido con mejor conocimiento de Salamanca y con criterios claros sobre qué procedía aplicar fue Pablo Beltrán de Heredia, un alcalde que peleó con denuedo (aunque en otros aspectos se equivocó) para avanzar en la recuperación de unos entornos salmantinos deteriorados. Lo vi trajinar con ministros, a los que no dudaba en cantarles las cuarenta por su ignorancia de lo que él señalaba como la Salamanca con una condición especial que requería un trato especial. Consiguió determinadas aportaciones, aunque lamentablemente en aquellos tiempos el Ayuntamiento carecía de recursos para funcionar en ese terreno. Lo vi desesperado el día en que el Tribunal Supremo falló a favor del derribo del convento de las Isabeles o con su impotencia para conseguir recuperar el barrio de Santiago y su tristeza ante la acción de las máquinas, mientras que su alegría era patente cuando finalmente logró meter la piqueta en el barrio chino, o cuando en una “operación” en la que me tocó participar se consiguió salvar en 1973 la casa de Santiago Madrigal en la calle de Zamora. O cuando, en contra de lo que se le suplicaba, no destrozó la calle del Arcediano, porque era consciente de lo que representaba esa calle por su riqueza literaria y de mantenimiento de la trama urbana.

He escuchado que el alcalde afirma que se está en contra de que le vaya bien a una empresa si se enjuicia negativamente que ocupe con una terraza determinado espacio. Es decir, hay que someterse a las exigencias de un negocio. Sospecho que también pensará lo mismo sobre quienes nos oponemos a que las pantallas de plasma se instalen en terrazas de la Plaza Mayor. Le sentará mal a él y a montones de ciudadanos que consideran inconveniente tal criterio o, al menos, mantendrán que con eso “no pasa nada”. Ese es uno de los males de esta ciudad: desde hace demasiado tiempo cualquier ataque se considera que “no pasa nada”. Y ya han pasado y caído en cadena montones de degradaciones y vulgaridades.

Me agradaría que determinados hosteleros de la ciudad aplicaran mejores iniciativas e ideas, como ha ocurrido en muchos casos, que atizar el pantallazo que se manifiesta ahora mismo en la Plaza Mayor, y me parecería de elemental procedimiento que la autoridad municipal impidiera esa nueva degradación en el recinto. Pero ya se sabe: el negocio que no falte.

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1 comentario en «El pantallazo»

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