La Diputación de Salamanca acaba de presentar el presupuesto de la institución para 2020 que incluye una partida total de 13,2 millones de euros para “las políticas dirigidas a la creación de empleo”, que, según dice, “sigue siendo uno de los ejes importantes dentro de la gestión de la Diputación de Salamanca”.
En esa partida se incluye el Plan de Apoyo Municipal (cuya cuantía puede ir destinada a la contratación, al menos en el 50% pero puede ser el total) que en 2020 aumenta en 2,2 millones, al pasar de los 8 millones de euros a los 10,2 millones de euros, lo que supone un incremento del 27,5%.; la Estrategia de Empleo (2,2 millones de euros); o los Grupos de Acción Local (300.000 euros), entre otros.
Es algo más de un millón de euros al mes que apenas logra efectos, porque el desempleo baja en los municipios de la provincia en unas 450 personas, pero es que la población disminuye a un ritmo de unas 750 personas por año.
Un parche incapaz de detener la sangría de los pueblos, cada vez más envejecidos y en muchos de los cuales apenas si quedan personas activas, y donde las hay muchos están pensando en dar el salto a un municipio mayor o en abandonar la provincia. Mucho dinero para resultados tan pobres.
