Pedro Sánchez fue elegido este martes presidente del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, por un estrecho margen de votos que augura una legislatura complicada ante la actitud de la derecha y la inestabilidad inherente a ERC y Bildu, que con su abstención han sido decisivos para que la investidura de Sánchez salga adelante.
Al final, y pese a los intentos de la derecha hasta última hora para tratar de buscar grietas entre los diputados socialistas y de otras fuerzas proclives al nuevo Ejecutivo, apelando a que se produjeran algunas deslealtades que propiciaran un ‘tamayazo’, no hubo sobresaltos. La votación se produjo en medio de un silencio sepulcral temiendo que en cualquier momento saltara la liebre, pero finalmente socialistas y sus socios de gobierno respiraron tranquilos.
Pedro Sánchez será presidente con 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones. En esta segunda votación bastaba con obtener más síes que noes para salir elegido.
Así pues, y tras una tercera jornada de debate en el Congreso, ve la luz el primer gobierno de coalición de la actual etapa democrática española, con un programa de marcado carácter social y de progreso, que tiene soliviantada a la derecha, no se sabe si solo por las medidas que incluye o porque definitivamente se queda sin el poder.
A partir de ahora, PSOE y Unidas Podemos deberán lidiar en el día a día con fuerzas como Bildu y ERC, cuya lealtad está por comprobar, y la derecha se ve sumida en una pugna por ver quién consigue la iniciativa desde la oposición, sobre todo entre el PP y Vox, una vez que Cs ha quedado reducido a la mínima expresión.