El fabricante sueco de muebles Ikea pagará 41 millones de euros a los padres de un niño estadounidense que murió asfixiado en 2017 tras caerle encima una cómoda de la línea Malm.
Cuando el pequeño Josef Dudek intentó trepar por ella, se desestabilizó el mueble (que pesa 32 kilos) y le cayeron encima los cajones, ocasionándole la muerte por asfixia en su propia casa.
Este incidente se produjo después de que el gigante sueco retirara en 2016 un total de 29 millones de muebles de esta línea en EE UU y Canadá (se siguen comercializando en España) por los problemas de seguridad que ocasionaron la muerte de seis niños, todos ellos de dos años de edad y que obligó a la compañía a indemnizar con un total de 45 millones d euros a los padres de tres de esos niños fallecidos.
Además, ofreció a los compradores de estas cómodas la devolución del dinero o un kit para anclarlas a la pared, porque, según Ikea, el mueble es seguro si está sujeto.
Los padres de Josef aseguraron en su demanda que la empresa no les avisó de los riesgos que tenía el mueble ni les ofrecieron el kit para anclarlo a la pared.
La noticia de los seis niños fallecidos se conoció pocos días después de que Ikea retirara del mercado para su reparación los frigoríficos y congeladores Frostfri en España por un posible riesgo de descarga eléctrica.