[dropcap]E[/dropcap]strenamos nuevo año y nueva década. Es posible que más de uno aquí presente haya hecho balance de lo que ha representado 2010-2019 en su vida. Si ya en un año suceden numerosos acontecimientos, un decenio da para una o varias vidas en miniatura, según la intensidad con la que vivamos.
En esta última década estoy convencida de que todos hemos aprendido mucho. ¿Todos? Espero que sí, aunque haya quien con los años vaya para atrás como los cangrejos. De hecho, el paso del tiempo no es sinónimo de nada: ni sirve para superar traumas, ni para madurar, ni para crecer. Bueno, algo ayuda, no le vamos a quitar todo el mérito, pero al final es lo que uno hace a lo largo del tiempo lo que sana heridas y nos hace evolucionar. Mejorar cuesta y requiere de un esfuerzo importante en la mayoría de ocasiones. El que diga lo contrario, a mi parecer, es un vende humos.
Quizá hayas hecho una lista mental de las cosas que has aprendido durante esta última década. Yo hoy quiero compartir algunos de mis aprendizajes contigo. Es posible que no tengan nada que ver con los tuyos, todos estamos en momentos vitales diferentes, pero aun así creo que te pueden resultar interesantes.
En los últimos diez años he aprendido que:
- El cuerpo es un templo y hay que venerarlo como se merece. El equilibrio entre la alimentación, el movimiento y la paz mental es imprescindible para estar bien. Te doy más detalles en los próximos tres puntos.
- Somos lo que comemos, a un nivel mucho mayor de lo que nunca llegué a imaginar. No hace falta que me creas: lee, estudia, investiga. Internet está lleno de artículos científicos que describen como nuestra microbiota afecta a nuestra salud. Alucinarás.
- No hay cuerpo sedentario sano. Tal cual, es cuestión de tiempo que la enfermedad llegue a tu vida si eres sedentario. Así que muévete, tanto como puedas: camina, corre, baila, practica un nuevo deporte, lo que quieras, pero muévete tanto como tu cuerpo te permita. Eso sí, escoge una actividad que te motive: tu cerebro es tan listo que si le gusta lo que hace, se cansa mucho menos.
- Practicar cada día mi tríada favorita me hace mucho bien: aceptar, agradecer y perdonar. Acepta cada una de las circunstancias que vives, reducirá tu sufrimiento. Agradece todo lo bueno que te sucede, te dará felicidad. Da las gracias por todo lo malo, te aportará sabiduría. Perdona a los demás y también a ti mismo por los errores del pasado: te permitirá mirar hacia delante más libremente, te convertirá en una persona más humilde y alejará a tu ego de su pedestal.
- Menos es más. Para (casi) todo lo superficial: menos muebles, menos cosas, menos perfume, menos maquillaje, menos ropa y complementos. El minimalismo contribuye a la paz mental, así que si estás estresado, te interesa.
- Más de lo importante (casi) nunca es demasiado: más abrazos, más besos, más demostrar a nuestros seres queridos lo especiales que son y más estar en los momentos difíciles.
- Nunca es tarde para aprender: los conocimientos más difíciles que he aprendido nunca, los he adquirido en la cuarta y quinta década de mi vida, y pienso seguir así hasta que el cuerpo aguante. No te pongas la excusa de que eres demasiado mayor para aprender algo. Solo necesitas motivación, constancia y disciplina, nada más.
- No hay que tener miedo a los cambios: de piso, de amigos, de pareja, de trabajo, de ciudad o de país. La vida son etapas, y no todas son para toda la vida. Si no te equilibra o te aporta algo positivo, cambia. Sé dueño de tu vida tanto como puedas.
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- Todo llega. Los resultados pueden tardar más de lo esperado y hay que tener mucha paciencia, pero si plantas semillas y eres perseverante, tarde o temprano conseguirás lo que te habías propuesto. Y si no, habrás aprendido tanto en el camino que habrá valido la pena para la siguiente aventura.
- Equivocarse es muy sano. Dicen que la perfección es la suma de muchos errores, así que hay que perderle el miedo al fracaso. Equivócate más, equivócate mejor: es lo que más te acercará al éxito.
- No hay que tomarse demasiado en serio ni las críticas ni los elogios. Siempre habrá gente que te idolatre, gente a quien le seas absolutamente indiferente y gente que no te soporte. Es así para todos, seas el vecino del quinto o Brad Pitt.
- Cuando las cosas van bien, no solemos apreciar lo afortunados que somos, y cuando van mal, siempre pueden ir a peor. Así que haz el favor de valorarlas tal y como se merecen, no tienes ninguna garantía de que mañana sigan igual: ni tu salud, ni tu trabajo, ni las personas que quieres. Es lo que tiene vivir: puedes tocar el cielo o el infierno en cuestión de segundos.
- A los días tristes y oscuros hay que pintarles estrellas para que nos den luz: camina, cultiva un huerto, inventa una receta, inicia un nuevo proyecto, adopta un perro, colabora con una ONG, viaja, escribe un libro o baila, lo que sea, pero haz algo motivador para salir del bucle y dejar de escucharte a ti mismo. Superar el sufrimiento es posible.
- La vida es un milagro, aprovecha este enorme regalo que es vivir. Antes de lo que te quieras dar cuenta, se habrá acabado el viaje.
Y tú ¿ya has hecho la lista de tus aprendizajes de la década? Espero que hayan sido provechosos y que los próximos años vengan muchos más.
Si deseas aprender a cambiar algún aspecto de tu vida, tienes más información aquí