Opinión

Edward R. Murrow

buenas noches y buena suerte
Un fotograma de 'Buenas noches y buena suerte'.

[dropcap]A[/dropcap]hora que los años 50 se han puesto de moda y no son pocos los que llevados del espíritu de los tiempos (de los años 50) ven «comunistas» hasta debajo de las piedras, que ya es agudeza visual, con lo difícil que se ha puesto ver uno de verdad, de los de asalto al Palacio de invierno y dictadura del proletariado que en paz descanse, como no sea que del permafrost en deshielo emerja uno envuelto en una nube de metano y enredado con algún cuerno de mamut, yo aconsejaría que para meter miedo a los niños y otros santos inocentes se utilicen «cocos» más creíbles y reales, tal que un Donald Trump, que un día de estos nos administra una guerra atómica, para ir abriendo boca y marcarse un Trending topic; un Putin ex KGB, síntesis perfecta de Rasputín y Maquiavelo, que tampoco creo lo meditara mucho a la hora de darle al botón atómico; quizás un Bolsonaro con la Biblia en ristre y la mecha encendida, dispuesto a acabar con la selva entera del Amazonas, que para eso es suya; o incluso servirían para este saludable cometido de asustar a niños y adultos, la Troika y los hombres de negro (vaya susto de verdad).

Entre los que no desentonaría algún que otro de esos gánsteres económicos, expertos titulados en paraísos fiscales, que al cabo de un tiempo de meritorias y bien pagadas fechorías, acaban dirigiendo poderosos organismos de la economía global, y deciden desde esa altura moral que les caracteriza nuestras miserias cotidianas.

O también esos banqueros de la “gran coalición” que entre nosotros compran, a precio de saldo, la impunidad o el indulto.

Esos si son (según mi humilde opinión) cocos creíbles, cocos reales, cocos “actuales” que dan mucho miedo.

Esto de ver «comunistas» y “traidores” (socialistas, “progres”, socialdemócratas, todo es uno y va en el mismo paquete) hasta en la sopa, es paranoia que afectó mucho al senador McCarthy, famoso rufián. Aunque hay quien piensa que no fue paranoia ni convencimiento sincero, sino interés propio y estrategia para medrar, todo ello facilitado –eso es cierto- por el escenario gélido de la guerra fría.

Y es que según encuesta de los corresponsales de Washington, resultaba ser en su tiempo «el peor senador de los Estados Unidos» y se veía ya sin trabajo antes de dedicarse a la caza de brujas (como trampolín), es decir, a la caza de “comunistas” y de todo aquel ciudadano, honrado y trabajador por otra parte, que tuviera ideas progresistas, de izquierdas, o que no gustasen al inefable y poco meritorio senador: el peor de los Estados Unidos, según aquellos que conocían el cotarro político.

Como este tipo de furor inquisitorial le dio en poco tiempo fama mediática y éxito político, le cogió gusto a la cosa, y ya embalado se atrevió incluso con el ejército de su país y hasta con el presidente de la nación.
A su juicio, todos eran «comunistas», o aligerando un poco la cifra, medio país. De hecho, de los dos partidos de USA (que no son muchos, ciertamente), el de los demócratas era el partido de los rojos, según los oscuros y fanáticos razonamientos de McCarthy. Con lo cual, declarando a este otro partido rojo y demócrata, antiamericano e ilegal, nos quedaríamos (hagan cuentas) con un solo partido. Escenario ideal para un régimen totalitario sin trabas ni obstáculos.

Cuando los demócratas y los defensores del Estado de derecho comprendieron la amenaza que se les venía encima y se atrevieron a reaccionar (el ambiente era de miedo rozando ya la parálisis), el mal ya estaba muy avanzado, pero el senador fue al final desenmascarado y cayó estrepitosamente, gracias a la reacción de ciudadanos comprometidos con la democracia y valientes. Poco después murió alcoholizado, que no es una buena forma de acabar.

En esa respuesta valiente y en ese esfuerzo recordatorio (¡Oigan ustedes, que vivimos en una democracia, con libertad política y de conciencia!) sobresalió Edward R. Murrow, periodista televisivo que hizo frente al senador y a su ofensiva totalitaria.

Sobre este periodista y su respuesta firme ante el miedo (emoción contagiosa y paralizante en toda caza de brujas), podemos ver la película de George Clooney, «Buenas noches, y buena suerte», título que hace referencia a la frase con que Murrow solía despedir sus intervenciones televisivas.

Fue importante en esta defensa de los derechos civiles el caso Milo Radulovich, acusado y expulsado del ejército sin aportar pruebas, o por motivos tan banales como que su padre había leído en una ocasión un periódico favorable a Tito.

En el material de archivo que existe sobre este oscuro episodio histórico, sobresalen las imágenes grabadas de los interrogatorios a los testigos, a los que se animaba -como buenos americanos leales- a que denunciaran a sus compañeros (por su ideas), por ejemplo en el mundillo de Hollywood.

Denunciar a los compañeros y caer bien a los jefes, era fundamental para seguir trabajando. Y al contrario, quien no colaboraba o no se rebajaba a participar en aquel circo cuasi fascista, acababa sin trabajo o incluso en la cárcel. Alguno se suicidó debido a la presión. Los buenos americanos tenían que ser dóciles y sumisos ante los “jefes”.

Se hicieron famosos en este trance, por su actitud de resistencia y firmeza, “los 10 de Hollywood”. Documental: “Epidemia de miedo, McCarthy”.

Por esos interrogatorios pasaron Gary Cooper, Robert Taylor, Ronald Reagan, entre otros, con Richard Nixon (el futuro presidente tramposo) en la mesa que dirigía el interrogatorio. Se les pregunta a los testigos si conocen «comunistas» en su ambiente, y que harían si detectaran uno.

Robert Taylor dice que los mandaría a Rusia o al lugar más desagradable del mundo.

Gary Cooper dice no tener ni idea quién es Karl Marx ni haberlo leído, pero que por los rumores, no debe ser buena gente.

Otro, intentando el chiste y la gracia, dice que los mandaría a todos a Texas, porque allí los matan directamente.

¿Piensa la derecha (y la ultraderecha siamesa) que la mayoría que ha propiciado el actual gobierno son de hecho “traidores”? ¿Habría espacio suficiente en la cárcel para encerrar a esa mayoría de españoles motejados de “antiespañoles”? ¿Podría funcionar el país sin esa mayoría de ciudadanos que efectivamente no piensa como la derecha exige?

¿Hubo risas ante ese chiste? ¿Hasta ese extremo llegaba el contagio de la histeria y el miedo colectivo?
¿Sugería quizás este testigo gracioso que en Texas son todos brutos a rabiar, apenas cogen un libro y no sueltan el rifle? O en coherencia con esto ¿Que en esa parte de Estados Unidos nunca ha penetrado la democracia y la ley que rige es la de Lynch?

En este contexto de inquisición y miedo, gente como Ronald Reagan eran calificados de “testigos amistosos”. Otros protestaban y hacían frente a ese intento de represión de los derechos civiles.

Al respecto de estos interrogatorios, el actor Larry Parks dijo cuando fue llamado ante el jurado: “No me ofrezcan la opción de despreciar a este comité y de ir a la cárcel o forzarme a arrastrarme por el lodo para ser un informante. ¿Con qué propósito? No creo que sea una opción en absoluto. No creo que esto sea realmente deportivo. No creo que esto sea estadounidense. No creo que sea justicia estadounidense”.

Un inciso:

Que muchos en nuestro país vieran normal (no dijeron ni pío), no hace tanto, que en las cloacas de nuestro Estado, supuestamente de derecho, se fabricaran en serie sin ningún control y con dinero público, mentiras contra un partido político: PODEMOS ¿Sugiere que las malas artes de un senador McCarthy redivivo, encontraría entre nosotros terreno fértil y abonado? Preocupante incógnita.

Presupuestos tan presumidos y poco democráticos como que hay determinados partidos políticos, legales por otra parte, que no pueden acceder a los secretos de Estado ni a las “carteras económicas”, beben de ese espíritu del macarthismo y su vena totalitaria.

Supongo que algunos pensarán también, en esa línea retrospectiva de los años 50, que los “chalecos amarillos” y los huelguistas franceses que acaban de ganar una batalla en su país defendiendo que la edad de jubilación sea a los 62 años y no a los 64 (comparen con nuestro país), son “comunistas”. Lo único cierto es que son “ciudadanos” de un país libre y democrático que saben defender su derechos, y una vez más lo han demostrado.

Un poco antes que McCarthy, se imponía en la persecución de adversarios políticos con métodos poco convencionales (ilegales) J. Edgar Hoover, director del FBI. Fruto de aquellas actividades contra la libertad de conciencia y la libertad política, surgieron listas negras de “antiamericanos” que reunían -vistas hoy- a muchos de los elementos con más talento de la sociedad americana: Charlie Chaplin, Dashiell Hammett, Lillian Hellman, Leonard Bernstein, Aaron Copland, Arthur Miller… etc.

Se tiene a los Estados Unidos, por lo general, como ejemplo de democracia sólida y coherente cuyos engranajes van como la seda, y que esto hace imposible cualquier tipo de involución. Sin embargo la tentación fascista ha sido frecuente en la historia de ese país, el racismo ha causado estragos, y no son pocos los ciudadanos que verían normal y aceptable, incluso hoy en día, una definición teocrática y no democrática de su nación.

Si esas tentaciones son posibles en un país avanzado que es símbolo y prototipo de democracia ¿qué diremos de otros?

Que Richard Nixon, el senador McCarthy, y J. Edgar Hoover, no acabaran muy bien, precisamente, y fueran desenmascarados, nos indica que la respuesta inmune de la democracia estadounidense da muestras regulares de una fortaleza envidiable.

Muy oportuna ha sido, y alguna relación tiene con todo lo que llevamos dicho hasta aquí, una de las últimas colaboraciones de Iñaki Gabilondo en El País: (La Voz de Iñaki) “Cuando los traidores son la mayoría”.

¿Piensa la derecha (y la ultraderecha siamesa) que la mayoría que ha propiciado el actual gobierno son de hecho “traidores”? ¿Habría espacio suficiente en la cárcel para encerrar a esa mayoría de españoles motejados de “antiespañoles”? ¿Podría funcionar el país sin esa mayoría de ciudadanos que efectivamente no piensa como la derecha exige?

¿No será preferible respetar las reglas de la democracia y defender en las urnas las ideas propias y el programa que se quiera implementar?

Ya saben que en Estados Unidos son muy aficionados a las películas que giran en torno al periodismo y la democracia. Es un binomio que les fascina y eso les honra. O si lo prefieren el binomio en cuestión versa sobre libertad de expresión y democracia.

Sobre esto o sobre el oscuro episodio histórico de la “caza de brujas” trata no solo la película ya mencionada de George Clooney, “Buenas noches, y buena suerte”, sino otras cintas que nos pueden ayudar a conocer ese periodo.

Entre ellas están: “Caza de brujas” (Director: Irwin Winkler); “La tapadera” (Director: Martin Ritt); “The Majestic” (Director: Frank Darabont); “Trumbo” (Director: Jay Roach), etc.

La memoria y el recuerdo del pasado, como ven, es de gran ayuda para orientarse en el presente turbulento.

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