[dropcap]E[/dropcap]n una época en la que en España no existía una clara conciencia ecológica, el naturalista burgalés Félix Rodríguez de la Fuente despertó en miles de personas la preocupación por el medio ambiente y la defensa de los recursos naturales, y logró contribuir en gran medida a la concienciación que hoy existe en la sociedad acerca de este tema.
Noelia Mariscal/ ICAL. A punto de cumplirse 40 años de su muerte, su discurso sigue hoy más vivo que nunca, y sus palabras resuenan aún en los oídos de muchas personas. Un aviso que vuelve a cobrar una especial relevancia tras la reciente aprobación por parte del Gobierno de la Declaración de Emergencia Climática en España, que se posiciona como uno de los países europeos más vulnerables ante el cambio climático.
Rodríguez de la Fuente ya indicaba hace casi 60 años que «la más trascendental de las decisiones del hombre es la conservación de la naturaleza». «El día que acabemos con ello, habremos acabado con nosotros mismos».
Sin embargo esta declaración de emergencia, que incluirá una serie de líneas de acción prioritarias, como la descarbonización y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, «no llega a tiempo», según afirma la hija menor del naturalista, Odile Rodríguez de la Fuente, aunque recalca que no se trata solo de un problema de España, sino que es «internacional».
«La situación es sumamente grave» defiende, y cada vez se aproxima más a un «punto de inflexión» en el que a la humanidad «se le puede ir de las manos el poder hacer algo en relación al cambio climático». Asimismo, tal y como defendía su padre en vida, Odile subraya que la concienciación de las personas es una de las herramientas más importantes para generar un cambio en este aspecto.
«Él luchó en su día por espacios como Doñana y la conservación de especies como el lobo», recuerda, «pero ahora mismo el cambio climático es algo que afecta a toda la humanidad». Motivo por el cual es necesario, explica, que se lleven a cabo acciones a nivel global. «No sirve de nada que en la Unión Europea nos marquemos una serie de compromisos si en Asia y otras zonas del mundo no se cumplen, porque las emisiones son a nivel global», asevera. «Ahora se vuelve todavía mayor el reto de lo que era en tiempos de mi padre. Se vuelve más importante concienciar a la gente de este problema».
Para lograr esta concienciación en la humanidad, Odile considera que son necesarios los medios de comunicación, para que informen y comuniquen cuál es la situación real en la que se encuentra el planeta y qué se debe hacer. «No se está reflejando la mitad de la mitad de lo que se debería reflejar, con lo importante y con lo que nos va a afectar», señala. «Ahí es donde mi padre estaría entregado en cuerpo y alma, en empoderar a la ciudadanía para que realmente supiera lo que está ocurriendo y cómo les va a afectar».
Un mensaje que no cala
En este sentido, la bióloga afirma que se trata de un mensaje que «no ha terminado de calar» en la población, puesto que si fuera «plenamente consciente de lo que está en juego, cobraría prevalencia sobre todo lo demás». Según explica la hija del burgalés, se trata de una situación que «influye sobre todo lo demás», en referencia a la economía, la política, la inmigración, la salud, etc.
«Dependemos de la naturaleza, y si se pone patas arriba, todo lo que hemos construido está en jaque», asevera. «Realmente estamos hablando de un margen de diez o veinte años a lo máximo para darle la vuelta a todo esto».
En este punto afirma que tal vez son los jóvenes los que se encuentran más sensibilizados en este aspecto, una realidad que es «histórica», ya que «los grandes cambios han venido de la mano de las generaciones más jóvenes, que siempre son más rupturistas y tienen también la fuerza y la energía para cuestionarse el status quo». Por este motivo defiende la importancia de estos movimientos, ya que para hacer frente a esta situación hará falta «mucha creatividad» y la humanidad necesitará «reinventarse en muchos sentidos», aunque sin perder de vista «el acerbo cultural y la sabiduría de las generaciones más viejas», añade.
Enseñanzas emocionales
El próximo 14 de marzo se cumplen 40 años de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente, quien en vida destacó como uno de los mayores defensores de la naturaleza y el mundo animal. Con su voz característica removió miles de conciencias en diversas partes del mundo, y hoy en día es recordado con cariño y admiración.
Odile Rodríguez de la Fuente tenía apenas siete años cuando su padre falleció, sin embargo recuerda claramente las «enseñanzas emocionales» que él le inculcó, como «el sentirte parte de algo mucho mayor que tú», en referencia a la naturaleza. «Es una fuente de recursos alimentarios, pero también es una fuente de inspiración, de cobijo, ese sentirnos que no estamos solos, y que la soledad del hombre en realidad es algo ficticio», rememora. «Estamos acompañados por muchísimas formas de vida que surcan el espacio sideral con nosotros en esta nave de mineral y agua que es el planeta tierra, y que es una maravilla que sea una naturaleza resiliente, fuerte y diversa».
Esta división, desde una muy temprana infancia, es la que Félix enseñó a sus hijas, con el objetivo de que diesen rienda suelta a su curiosidad y se sintiesen afortunadas por tener un «cerebro reflexivo» que permite conocerse dentro de este marco, afirma.
Por ello, defiende la importancia de que a las nuevas generaciones se les dote con este «sentido de conexión y pertenencia a algo mucho mayor» que uno mismo, como es la naturaleza y el entorno que rodea y sostiene a la humanidad.