[dropcap]B[/dropcap]ienvenida, bienvenido. Esta semana la dedicamos a asana, las posturas. Y es el turno de VirabhadrasanaI, la postura del guerrero I. Ya en su momento vimos a un primo de este guerrero, la postura del guerrero II.
Hoy entrenamos la concentración y el cuerpo con esta postura, una de las básicas que te vas a encontrar en tu práctica de yoga. Y porque está guay aprender a colocarse en esa guerrera o guerrero que llevamos dentro. Y llevárnoslo de viaje con nosotros a ese yoga cotidiano, fuera de la esterilla.
Vamos con los beneficios de esta postura:
- Fortalece tus muslos, tus hombros y tu espalda.
- Desarrolla la resistencia.
- Fomenta tu equilibrio.
- Aumenta tu coordinación.
- Tonifica tu abdomen.
- Estira los arcos plantares y los tobillos.
- Mejora tu capacidad respiratoria.
- Te mantiene firme ante las decisiones.
Son un montón los beneficios que recogerás de tu guerrero I, algunos más físicos, otros más profundos. Como la asertividad. Esa capacidad de expresar opiniones, sentimientos, deseos, actitudes… de una manera adecuada sin que afecte a los derechos de los demás. Porque al guerrero se le ve firme, decidido, pero a la vez, ligero, flexible… Esto es ese equilibrio entre defender lo tuyo sin ofender a nadie. Ese equilibrio que en la postura se consigue con la práctica en tu esterilla, y en la vida cotidiana, pues igual, siendo consciente y practicando.
¿Cómo hacer la postura del guerrero I?
Es una postura de pie, así que comienza en tu esterilla desde la postura de la montaña y lleva una pierna atrás. Al inhalar levanta tus brazos por encima de tu cabeza, intentando llevarlos por detrás de tus orejas. Al exhalar, flexiona la rodilla que está delante y respira ahí, en una buena postura del guerrero firme y dulce a la vez.
Detalles de virabhadrasana I:
A la vez, se crea una sensación de enraizar los pies bien en el suelo y de elevar la postura desde los brazos. ¡Ojo! Que esto parece fácil, pero no lo es tanto. Las caderas miran hacia la rodilla que está delante, flexionada en 90º. Los costados se alargan como un bonito ciprés. Los omóplatos se quieren juntar en tu espalda, permitiendo la expansión del pecho. Los brazos largos, pero el detalle de la finura, recuerda no elevar los hombros, repasa tu postura y al exhalar suelta esos hombros que esconden el cuello. Tu cabeza alineada con tu columna vertebral. Y en tu mirada: la mirada del tigre (con humor yogui), decidida y tranquila al mismo tiempo. Después, importante, practica con la otra pierna. Si acabas de comenzar con tu práctica de yoga, puedes entrar en esta postura de abajo a arriba, es decir, desde los pies hacia la cabeza.
Se podría pensar que es raro que una postura esté dedicada al guerrero, que no tiene mucho que ver con el yoga, pero es un guerrero espiritual, que valientemente lucha contra la autoignorancia para evitar el sufrimiento.
Ten un buen día y cuida tu energía.