Los malos olores y el acuerdo con el Novelty

El Café Novelty lleva abierto en la Plaza Mayor desde 1905.
El Café Novelty lleva abierto en la Plaza Mayor desde 1905.

[dropcap]E[/dropcap]ran frecuentes en la década de los ochenta las protestas vecinales por malos olores. Producidos, sobre todo, en verano por corrales con animales, especialmente en el barrio del Arrabal del Puente. Aunque las disposiciones sanitarias prohibían mantener animales en la ciudad, muchas familias se saltaban la ley. Trasladar estos corrales e industrias derivadas de la ganadería se convirtió en un asunto a solucionar con urgencia.

Jesús Marcos se encargó de la remodelación del edificio del doctor Piñuela, instalaciones arrendadas, entre otros, a la cafetería Novelty. Era un asunto que se arrastraba de muchos años atrás y que solucionamos de una vez por todas. Negociamos con los dueños de la cafetería una repartición que dio satisfacción a ambas partes. Quedó para el Ayuntamiento la zona que daba a la calle del doctor Piñuela, en ese espacio instalamos varios servicios municipales. Las obras de reforma posibilitaron que se instalaran en el inmueble un cuartelillo provisional de la Policía Municipal, la oficina de objetos perdidos, el centro de cálculo, el de Planificación Familiar, la Asociación de Alcohólicos Anónimos y la de Sordomudos. Costó la reforma 26 millones de pesetas. Realizaron el proyecto y dirigieron la obra Jesús Marcos y Elías Díez. Los locales dieron de sí más de lo que en principio pensábamos. En nuestro afán de dar cabida a muchos servicios intentamos llevar a ese lugar la oficina de cobro de tasas y arbitrios.

En junio de 1985 adquirimos una parcela de 4.000 metros cuadrados limítrofe con el parque de Garrido, hoy Würzburg. Era necesaria para completar los accesos a la zona ajardinada y a los centros escolares de las cercanías. Abonamos 10,864 millones de pesetas, algo más de lo pagado hasta entonces, ya que parte de la parcela adquirida estaba considerada como suelo urbano.

Solucionamos expedientes farragosos que aliviaron la vida de los que habitaban en Chamberí-Alambres. Me estoy refiriendo al traslado de la fábrica de colas y la consiguiente compra de los terrenos donde se encontraba. El Pleno de febrero de 1986 inició el expediente de expropiación. Enclavada en el medio de la finca de La Salle producía unos olores insoportables y nauseabundos que se hacían notar nada más acercarse a los servicios municipales allí instalados. Los técnicos municipales informaron que no se podían evitar con medidas correctoras y que la única forma de liberarse de ellos era el traslado de la fábrica a una zona despoblada, alejada de la ciudad. El PP votó en contra de la adquisición. Los conservadores eran contrarios a la expropiación y estaban a favor de revocar la licencia y favorecer así el cierre de la misma. Los socialistas queríamos evitar el cierre y el consiguiente despido de trabajadores.

La fábrica de colas ocupaba un solar de 1.800 metros cuadrados y estaba incluida en el Registro de Actividades Molestas. El coste de la expropiación ascendió a 25 millones de pesetas. Se firmó el acta de ocupación en junio de 1987; finalizaba así la actividad de una fábrica que funcionó en Tejares desde 1961, antes de que el pueblo pasara a ser un barrio de Salamanca.

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