[dropcap]E[/dropcap]s como si en verano, fuera invierno. Por las calles del pueblo se nota que algo está pasando”. El alcalde de Villalar de los Comuneros (Valladolid), Luis Alonso, habla de un ambiente de depresión causado por el covid-19, en un momento previo al 23 de abril. La campa, otrora centro neurálgico de la vida social de esta simbólica jornada, está hoy sola, con un ambiente melancólico. Lugar de meditación en unas épocas del año y de jolgorio, ruido y relaciones personales en otras, la campa es algo más. “Villalar siempre será Villalar”, reitera el primer edil, quien recuerda que será la primera cita sin gente desde aquellas exitosas convocatorias de los primeros años, entre 1976 y 1978, y que en algún caso concitó a más de 100.00 personas, batalla campal incluida.
Por: Juan López / ICAL
“Este pueblo siempre se ha portado de forma impecable, y en los primeros años, sin ayuda externa de la Junta, lo sacaron adelante los vecinos: abrieron los baños de sus casas, sacaron las mangueras con agua cuando el calor era asfixiante…”, rememora el regidor, en torno a la épica de este lugar, que rememora cada año la batalla que se libró en sus tierras hace ahora 499 años, entre las fuerzas del rey Carlos I y las comuneras de la Santa Junta.
De momento, de cara a este 23 de abril, ya hay varias plataformas en redes sociales que están impulsando el hastag #villalarencasa, con miles de suscriptores, y que intentarán al menos suavizar “la pena” de no celebrarlo en la campa. Villalar ya espera con los brazos abiertos su edición de 2021, marcado por el quinto centenario y con el intento de hacer olvidar este abril aciago.
En los días previos, en torno a una semana antes, la localidad ya sería el ojo del huracán de la Comunidad. Habitualmente, relata Alonso, ya se deberían observar voluntarios de Protección Civil y a una decena de montadores de las casetas de la simbólica campa, espacio que es hoy espejo de la realidad social de estas semanas, donde predomina un sentimiento de ausencia. “Ya estaríamos viendo esa ‘vidilla’ con gente por aquí, como el día de la subasta de puestos”, desliza, porque esta fiesta se celebra en un lugar en el que “invitas a un trozo de queso a tus amigos, a un bocadillo o a un trago de la bota de vino; en el que hay espacio para la reivindicación y ofrendas florales, opinión, paseos, visitas de líderes políticos e historia, mucha historia”. “Y todo eso, este año, no se va a poder hacer”, lamenta.
Por eso, a ese ambiente vacío y de silencio se suma la rémora económica, pues el pueblo perderá riqueza estos días, con un bar vendiendo bebida y bocadillos, con la ausencia de la fiesta que rememora. “Esto solo nos hace pensar en que en 2021 Villalar sea aún más grande, cuando además se celebra el quinto centenario. A pesar de todo, siempre estaremos ahí”, sentencia compungido el regidor, quien apela al ‘Ensayo sobre la ceguera’, de José Saramago, para comparar y calificar cómo vive él, como alcalde, esta situación de tristeza causada por la pandemia: “Me impresionó mucho ese libro porque habla de todo lo malo de la sociedad”. De hecho, el autor luso la definía como “la novela que plasmaba, criticaba y desenmascaraba a una sociedad podrida y desencajada”, algunos de cuyos conceptos le planean sobre la mente a Luis Alonso, que se enfrenta a una situación diferente pero, también es cierto, de mucha más tranquilidad.
Prudencia, sin presencia del virus
Frente al monolito, banderas a media asta en el Consistorio. Una Plaza Mayor en soledad, empapada por la lluvia de una mañana primaveral extraña, que parece anunciar que su día grande, marcado en el calendario, será igual. Por la calle, pocas almas. Solo algunos mayores que se acercan a la sucursal bancaria, que abre un día a la semana, los jueves. Posiblemente a cobrar su pensión. Pero se percibe algo diferente, un particular trauma en una situación insólita. Vecinos de siempre que no se acercan a más de dos o tres metros, con mascarilla y guantes. “Esto ha cambiado, también en los pueblos”, acierta a decir Alonso, que define con pocas palabras a lo que se enfrenta la localidad: “Para nosotros supone un año en blanco en todos los sentidos”, en un día en el que toda la Comunidad y parte de España mira a una población de 460 habitantes. “Lo recordaremos varios años”, prosigue.
Toma entre sus manos el mástil que sujeta la bandera de Castilla y León, el estandarte que más debería ondear en estas tierras la próxima semana. Y, bajando las escaleras del Ayuntamiento, al que han acudido a firmar numerosas personalidades, incluso presidentes del Gobierno, como José Luis Rodríguez Zapatero, presume de ser uno de los pueblos que mejor cumple el confinamiento, tal y como le ha trasladado la Guardia Civil, con una residencia que da cobijo a 58 ancianos, entre ellos a su madre, y que ha sorteado eficazmente al coronavirus, con ningún caso. En ese trabajo, dice, tiene mucho que ver la responsabilidad protagonizada por los ‘hijos’ del pueblo que residen, en su mayoría, en Madríd, Valladolid, Tordesillas y Toro, y que “no han acudido al pueblo desde hace más de un mes”. “Yo mismo”, añade, “llamé por teléfono a alguno que sospechaba que podía venir para que no lo hiciera”.
Lugar de meditación
Villalar y su campa son un lugar especial para personajes como el padre Ángel, de Mensajeros de la Paz, quien no duda en acercarse a pasear por ella, alejado de los focos de la fiesta de Castilla y León. “Una vez pasaba yo por allí y me encontré a un hombre mirando al horizonte, tranquilo, pensando. Me acerqué por si necesitaba algo, ¡y era él!”, exclama Luis Alonso, que transmite la ilusión que sintió ese día. “Viene a menudo a pasear y desde entonces tenemos una gran relación”, prosigue. Lo mismo hace el procurador burgalés de Ciudadanos José Ignacio Delgado, asiduo a liberar la mente en ese paraje.
A partir de los primeros años llegó la serenidad, pero no se institucionalizó realmente hasta la llegada de Juan Vicente Herrera a la Presidencia de la Junta”, explica Alonso, socialista convencido, quien guarda gran recuerdo al político burgalés por su apoyo a la fiesta, a pesar de recordar que le prometió la casa de cultura y “se fue sin cumplir”.
No obstante, critica que quien fuera el primer jefe del Ejecutivo regional del PP que acudió, “siempre lo hizo con una coraza, y es mejor abrirse a todo”, aunque no olvida que hacia él se dirigía una piedra de un individuo en 2006 que alcanzó finalmente a una voluntaria de Cruz Roja. Tiene recuerdos también para los expresidentes Demetrio Madrid y Juan José Lucas y los dos últimos consejeros de la Presidencia, José Antonio de Santiago-Juárez y Ángel Ibáñez, entre otros. Pero claramente marca con una x a José María Aznar, “quien nunca trató bien esta celebración”.
Villalar, lugar de encuentro
Alonso avanza que para contrarrestar la ausencia de la festividad del 23 de abril él mismo colocará un ramo de flores bajo el monolito ese día, algo que el Ayuntamiento nunca hace dada la cantidad de ofrendas que llegan de fuera. Además, el Consistorio prevé organizar, “cuando se pueda”, las jornadas ‘Villalar, lugar de encuentro’, en su segunda edición, tras la de 2013, con la presencia de importantes autoridades políticas y sociales que puedan debatir sobre la historia democrática y los hechos comuneros, que transcienden a todo el ámbito peninsular y a otros puntos del mundo.
Ello se acompañaría, explicó a Ical, con un proyecto que tiene como protagonista el libro de visitas de la Casa Consistorial y todas las personalidades que han pisado el municipio desde el siglo XIII, iniciando la serie Berenguela de Castilla, pasando por el propio rey Carlos I, así como Padilla, Bravo y Maldonado. Y que concluye con, entre otros, Sabino Fernández Campo, entonces jefe de la Casa Real, los presidentes autonómicos, líderes nacionales de diferentes formaciones políticas, así como grupos musicales que han actuado en la población, como Gabinete Caligari, Loquillo o Ramoncín. Cada uno cuenta ya o contará con un roel junto al monolito.
1 comentario en «Villalar siempre será Villalar»
Lo de este año es el karma por haber puesto placas en honor a Carlos V y a todas esas personalidades de politicuchos en el monolito, incluido el franquista Martín Villa. Me alegro que perdáis dinero este año por ser cómplices de tal aberración. Ahora vais y le pedís ayuda a Ramoncín