Los datos de la Junta de Castilla y León revelan también que la mortalidad en las residencias se ha disparado en 350 personas más en relación a los meses de marzo y abril de 2019.
La crisis del coronavirus está causando estragos sanitarios, humanos y económicos en todo el conjunto de la geografía nacional, y la provincia de Salamanca no es ajena a esta situación; más bien todo lo contrario. No en vano, sus datos se sitúan entre los más negativos de toda la comunidad y del país, en comparación con su nivel poblacional, claro.
Así lo han vuelto a poner de manifiesto los datos ofrecidos por la Junta de Castilla y León en relación con la mortalidad total en los meses de marzo y abril de 2020, con relación a los años anteriores.
No en vano, observando las gráficas, éstas arrojan un dato demoledor: la provincia de Salamanca ha contabilizado 797 muertes más en marzo y abril de 2020, en comparación con los mismos dos meses del ejercicio 2019, pasando de las 578 muertes totales a las 1.375 actuales, una diferencia atribuible, muy probablemente, a la incidencia letal del coronavirus. Las cifras oficiales del coronavirus dejan la mortandad en Salamanca en 324 personas hasta el 30 de abril desde el inicio de la pandemia.
Por meses, en marzo de este año se registraron 540 muertes en la provincia por las 360 de 2019, mientras que en abril esta cifra se disparó hasta los 835 fallecimientos, por los 218 del mismo mes en el ejercicio anterior.
Otro dato muy a tener en cuenta, y que resulta desgarrador, se refiere a los fallecimientos registrados en las residencias de mayores en los meses de marzo y abril de 2020, en comparación con el ejercicio anterior.
Estas cifras revelan que en Salamanca se han producido 541 decesos entre marzo y abril de este año frente a los 191 del mismo periodo de 2019, lo que significa un aumento de la mortalidad en 350 personas, igualmente imputable con probabilidad a la incidencia negativa de la Covid-19.