[dropcap]Q[/dropcap]uizá haya pocos que hayan vivido tanto en un sector que sigue instalado en una montaña rusa por culpa de los precios en origen y de los costes de producción. El histórico Juan del Pozo sigue el pie del cañón también en este delicado momento, en el que el mundo vive azotado por un virus que pretende cambiarlo todo.
Pero, cosas de la vida, con esta crisis el campo ha ganado un protagonismo y reconocimiento social del que antes no gozaba (a ver si dura…), pero continúa marginado por unos precios en origen que son el principal y parece que invencible caballo de batalla de un sector que promete seguir ‘dando guerra’ cuando todo vuelva a la normalidad tan deseada.
¿Cómo ve alguien que ha vivido mil y una situaciones la actual crisis? ¿Qué problemas se encuentra el campo por culpa de la Covid-19? ¿Tiene ayuda suficiente? Juan del Pozo, que estuvo 16 años como presidente de Asaja Salamanca (8 en el germen de fusión y 8 en Asaja tras su nacimiento) no tiene dudas… y así lo hace saber.
“Una situación así no la hemos vivido nunca. Hay mucha gente que hace referencia al tema del aceite de colza y demás, pero nada que ver con esto. En el campo, nunca habíamos vivido un momento como éste. Eso sí, hemos tenido la suerte de seguir trabajando al ser una actividad esencial y así lo hemos hecho. Acompañados por el tiempo, que ha sido muy bueno para unos cultivos, no tanto para otros”.
Así lo asegura un Juan del Pozo que cree que las lluvias han venido de lujo “para la ganadería en extensivo y las fincas de secano, no tanto para el regadío, porque estamos en plena preparación para la siembra y ha habido problemas para entrar en las tierras. Las lluvias se frenan no tendremos problemas, pero si no lo hacen habrá un perjuicio para las plantas pequeñas por exceso de agua”.
El ex presidente de Asaja Salamanca, que recibió la insignia de oro del sindicato en 2016, recuerda que el sector sigue con su actividad, pero no plenamente. “Nuestra labor va más allá del campo. Tenemos que ir al taller y no podemos, al banco a hacer papeles o a otros organismos para trámites burocráticos; eso ha cambiado. Ahora, hay que recurrir a los sistemas más modernos y muchos no tienen o no se manejan del modo adecuado, como internet, las videoconferencias… Y luego, claro está, a nivel familiar y personal es lo peor de todo, yo llevo sin ver a mis nietos muchos días”, añade con nostalgia.
Todo ello supone una distorsión de su actividad productiva. “En cierto modo, hay quien se está aprovechando de esta situación anómala. En Castilla y León, por ejemplo, todo lo que se consumía en restauración se ha parado; la patata está tardía y la que se consumía en colegios y en restaurantes no ha podido salir… nuestro mayor temor es que no sabemos lo que va a ocurrir”.
No en vano, Juan del Pozo tiene claro que esta situación “mueve voluntades a nivel mundial, con una bajada de los cereales, por lo que veo una incógnita en torno al precio de este producto. Todo ha cambiado y se ha distorsionado, no hay normalidad. En ganadería, es una cadena; cuando la carne está mal repercute en el cereal y la buena presentación de la cosecha de esta campaña también influye en los otros sectores. En frutas y hortalizas, algo que aquí no trabajamos mucho, sabemos que no se encuentra mano de obra pese a todo. Y este hecho llega a la economía familiar debido a la distorsión de los mercados”, añade.
Pero Del Pozo tiene claro cuál es el principal caballo de batalla para el campo en toda la geografía nacional, y no es otro que los precios en origen. “Han bajado en todos los sectores, especialmente en el nuestro, y luego hay gente que se puede aprovechar de eso y lo hace”, señala, al tiempo que indica que el Gobierno está muy desacertado en sus decisiones y que la sociedad se ha dado cuenta ahora de la importancia de este sector. “Esperemos que no se le olvide con el paso del tiempo”, denuncia.
“No hay duda de que el campo está mal conocido e interpretado porque ahora se puede ver lo necesario que es si cabe; todo lo que aportamos a la sociedad en tiempos normales no se ha valorado. Volveremos a ser lo que éramos cuando todo lo permita y así será. Quiera o no la sociedad, más urbana que nunca, vamos a tener que respetar y conocer mucho más al campo porque hay una desorbitada diferencia entre el precio que recibimos en origen y lo que compra el consumidor. Es una realidad que se va a hacer más patente y el gobierno debería tenernos más en cuenta. Cuando no les apretamos se olvidan de nosotros y creen que producir es gratis. Ponemos en el mercado más de lo que la gente necesita y encima, el consumidor paga un precio que no se corresponde con el nuestro, en proporción. Tiene que pagar mucho más de lo que debe”.
Por último, Juan del Pozo hace hincapié en que son los más débiles de la cadena. “Antes de la crisis estábamos en una línea de protestas y dejando ver todo lo que realmente pasaba. Nuestros costes han subido mucho y el precio en origen es muy bajo, algo que no podíamos soportar, con ganancia cero o pérdidas. A la hora de vender nuestros productos nos enfrentamos a demasiados problemas”, sentencia.