La residencia de Fuenteguinaldo es la protagonista de un logro

La Piedad en Fuenteguinaldo cuenta con 38 residentes y 22 trabajadores y por allí no pasó el coronavirus, todos ellos han dado negativo en los test
La residencia La Piedad, de Fuenteguinaldo, libre de coronavirus.

 

[dropcap]A[/dropcap]unque la suerte juega su papel, el éxito de la residencia La Piedad en Fuenteguinaldo ha sido la implantación precoz de todas las medidas que hemos puesto en práctica. “Y, contar con un equipo humano excepcional y comprometido”, explica Estíbaliz de Frías, directora del centro.

En el residencial de Fuenteguinaldo se confinaron unas semanas antes del estado de alarma, pero de manera progresiva. “Poco a poco, de manera natural. Era necesario para preservar la salud de las personas que están aquí viviendo y de los que trabajan”, puntualiza la directora.

Pusieron protocolos de actuación específicos, para lo cual la empresa los informó debidamente y lo sigue haciendo a día de hoy, “porque en esto estamos aprendiendo todos los días”, apunta Estíbaliz de Frías.

Se adaptaron medidas extremas de limpieza y desinfección. Se aprovisionaron de EPIs con anterioridad y de todo lo que podría hacer falta en el caso de tener un positivo en el centro, cubos de pedal, vajilla desechable, comida de contingencia, equipos de frío, bolsas de trabajo…. El uso del cañón de ozono, mochila pulverizadora, se clausuraron todas las zonas comunes, se confinó a los residentes en sus habitaciones, se prohibieron las visitas,… “A fecha de hoy, no permitimos la entrada al centro de personas ajenas al mismo. Todos los paquetes se desinfectan, todo el personal nada más que accedemos al centro, nos quitamos el calzado de calle, mantenemos higiene continua, controlamos la temperatura y humedad…”, recalca la directora.

Da las gracias al Ejército que realizaron una desinfección exhaustiva en varias ocasiones. “Su labor ha sido magnífica, tanto en el centro, como en todos los exteriores”, apunta.

¿Cuántas veces os han dado las gracias los familiares?
Muchas. El Día de la Madre hicimos vídeo llamadas a los familiares. Les hemos mandado una vídeo de cómo se vivió ese día tan especial a los familiares y hemos recibido muchas muestras de agradecimiento. La respuesta ha sido fantástica. El mayor orgullo que tenemos es que se han hecho test a todos los residentes y trabajadores y han dado negativo. Eso nos impulsa a seguir adelante y no bajar la guardia.

¿Cómo han estado las emociones estas semanas?
Sobre todo siendo equipo. Hemos mantenido la batuta en su justa medida, siendo orquesta. Nos hemos ido compensando unos a otros. Es que no es solo lo que vives en el centro, cada uno tenemos nuestra vida personal. Tienes miedo, momentos de bajón y de euforia. Hemos hecho piña y teníamos un objetivo común: por encima de todo estaban nuestros residentes y teníamos que estar a la altura. La sonrisa no se deja ver por la mascarilla…

Pero los ojos hablan mucho…
Sí. Los ojos lo cuentan todo. Ves que tu labor es buena, que el que está a tu lado lo está sufriendo igual que tú, pero tenemos ese objetivo común, por lo que en el momento que entramos aquí, dejamos fuera todo lo que tenemos de serie y hemos lucha por el bien común y lo hemos conseguido.

¿Cómo se rompe la rutina en esos momentos tan duros?
Con sentido del humor. Es súper importante romper un poco la tónica, cuando nos vemos con todos los EPIs puestos… cuando ha venido el Ejército… cuando nos ven los residentes con todo puesto. La nota de humor no puede faltar nunca. La profesionalidad no va reñida con la risa, todos sabemos la seriedad de lo que nos traemos entre manos y la coyuntura que estamos viviendo a nivel mundial, pero al mismo tiempo la nota de humor es lo que descarga lo que podía conllevar lo que estábamos haciendo en ese momento, que era de extrema urgencia, gravedad y súper delicado. Es algo atípico a lo que nadie estaba preparado, pero que había que sobrellevarlo y seguir adelante.

Háblanos de los residentes…
Son los verdaderos héroes. Se lo han tomado muy bien desde el minuto cero. Una tranquilidad encomiable…

Es que es una generación que ha pasado mucho en la vida…
Exactamente. Además, estaban muy bien informados de lo que estaba pasando, por eso entendieron muy bien que debían estar confinados. Están muy agradecidos de que se han hecho las cosas como se debían hacer. Hemos seguido realizando con ellos actividades en las habitaciones, en la medida de las posibilidades. Por ejemplo, el Día de la Madre se hicieron flores… las vídeo llamadas….

¿Qué tal se llevan con la tecnología?
Ha sido increíble. No soy capaz de contener las lágrimas viendo como hablan con sus familiares. Han vivido mucho, pero la tecnología les ha llegado un poco tarde (Risas) Imagínate que han visto a sus familiares de Francia a través de una pantalla y con una nitidez total.

Y en su habitación…
Sí. La empresa vio que era necesario comprar Tablet y así se hizo. Hemos tenido una por cada pasillo para que ellos estuvieran comunicados con sus familiares. Les hemos enseñado a utilizarla y ha sido una satisfacción increíble. Hemos vivido momentos de emoción pura. Han conocido a biznietos,… Le daban muchos besos a la pantalla (risas) Se han adaptado fenomenal. De hecho, nos piden llamar a sus familiares para ver a sus hijos o nietos. A nadie se le había pasado por la imaginación que íbamos a vivir una situación así y hemos demostrado que sabemos tirar para adelante, los residentes y nosotros. Tenemos grandes profesionales que se superan a sí mismo. Se han vivido momentos muy duros, pero ahora respiramos un aire muy limpio en todos los sentidos.

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