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Espejos de falla

Fallas normales en Mollina (Málaga).
Fallas normales en Mollina (Málaga).

 

– Le quería preguntar… ¿qué es un espejo de falla? ¿Tiene algo que ver con las Fallas de Valencia?

– ¡Pues no! No tiene nada que ver. ¿Dónde ha oído esa expresión?

– La escuché en una conversación entre dos amigos…

– ¡Serían geólogos! Supongo…

– No. Eran de la Facultad de Geografía…

– ¡Ah! ¡Claro! Ahora me lo explico…

– ¿Y qué es?

– Bueno. Ya sabe usted que dentro de cada Ciencia, o de lo que sea, hay muchas especialidades y que en estos tiempos de superespecialización, cada uno sabe mucho de lo suyo, pero poco de lo de los demás…

– Sí. Ya conoce usted aquella definición del especialista, que es «quien sabe más de menos«…

– ¡Efectivamente! Pero yo durante toda mi vida docente fui profesor de Geología General, donde había que explicar «menos de más«…

– ¿Y volviendo a lo de los espejos de falla…?

– Pues verá usted. Le recordaré que una falla, en geología, es una rotura entre dos bloques rocosos, con desplazamiento entre ambos. Los bloques movidos se llaman, a ambos lados del plano de rotura, labios. Las fallas pueden ser de enormes dimensiones, continentales, pero también las hay con saltos centimétricos.

Tipos de fallas. A: normal. B: inversa. C: vertical. D: de desgarre o de rumbo.

– ¿Es que saltan?

– No. No. El desplazamiento, es decir el movimiento real, es difícil de cuantificar, por no decir que imposible. Lo que se suele hacer es medir el «salto» que es la distancia entre las dos partes separadas de un estrato de referencia, medida perpendicularmente a ellas. Cuando los estratos son horizontales es el movimiento en la vertical.

«En los libros se suelen representar como dos bloques que se desplazan uno respecto a otro, dando lugar a diversos tipos de fallas. Pero todo depende de la naturaleza rocosa de los labios. Cuando estos no son muy compactados, puede dar lugar a una zona de trituración, que puede ser de pequeños bloques, de granos, o de una pasta similar a la arcilla. Puede haber posteriormente una cementación debida a otras causas. En conjunto se les llama rocas cataclásticas.

«Pero cuando los labios son de roca compacta puede producirse como una superficie pulida por el roce de un bloque sobre el otro, que destaca en el paisaje. A esto es a lo que se llama «espejo de falla». Yo no lo he visto, pero dicen que en determinadas condiciones de iluminación parece como que brillan como un espejo…

– ¿No dicen que ocurre eso mismo con la «arenisca de Villamayor» en los monumentos salmantinos?

– ¡Pues sí! Salvo que eso sí que lo he visto en algunas ocasiones. ¡Parecía como que la piedra ardía con un fulgor maravilloso…! Recuerdo una mañana, muy temprano…, caminaba en compañía de José Antonio Valverde, el fundador del Parque de Doñana, por la calle de Libreros, cuando lo vimos. Nos quedamos parados, sobrecogidos de emoción por el espectáculo de la piedra dorada ardiendo…

Terminología en las fallas. En este caso de una normal.

– ¿Y no lo ha visto nunca en espejos de falla?

– Pues no. Claro que no fueron objeto de mis estudios de campo. Lo mío, ya sabe usted, era otra cosa. Pero, sin embargo, en dos ocasiones mis conocimientos sirvieron para resolver sendos problemas.

– ¡Ah, síi! Cuente, cuente…

– En el verano del 64 aproveché mis vacaciones para ganarme un dinerito como prospector de uranio para la Junta de Energía Nuclear, en la sierra del Cadí, cerca de Seo de Urgel. Éramos 10 estudiantes, 8 de Geológicas y 2 de Minas. Un día habíamos detectado con los escintilómetros una radioactividad mayor de lo normal en un barranco. Seguimos su pista por el estrato inclinado hasta que se interrumpió bruscamente por la presencia de una falla, cuya superficie se mostraba pulida y con estrías de rozamiento visibles…

– ¿Y eso qué es?

– Pues, imagínese, por ejemplo, un canto que queda atrapado en el plano de falla durante el movimiento. Dejará un arañazo, una estría, escrita en el espejo, testificando la dirección del desplazamiento. La dirección, pero no el sentido…

– Bueno, pero la parte visible será la del bloque que ha quedado levantada. ¿No es así?

– ¡Pues no siempre! La evolución posterior del relieve debida a la erosión diferencial de las rocas puede dejar al descubierto el labio hundido y oculto el levantado. Muy frecuentemente pasa eso y en aquel caso es lo que había ocurrido.

Explicación de las asperezas en los espejos de falla. Con el movimiento de los labios de falla se acentúan hacia el borde opuesto. Si al pasar la mano se observa mayor aspereza hacia arriba estamos tocando el labio elevado. Si hacia abajo, el hundido.

– ¿Y cómo se puede saber eso?

– Es que el plano de falla no es una superficie perfectamente pulida. Es áspera, como si, microscópicamente, tuviere irregularidades. Pero esas asperezas se doblan o inclinan ligeramente por el roce del labio contrario. Al pasar la mano por el espejo, siguiendo la dirección que determinan las estrías, podemos notar una mayor aspereza en un sentido que en otro. Es como en aquel juego infantil de «lo fácil y lo difícil» al acariciar la cara del niño. O como si un carpintero puliese un tablón lijando únicamente en un sentido… Cuando la aspereza es mayor moviendo la mano hacia arriba nos indica que estamos tocando el labio levantado… Pero esto no siempre el posible, porque la erosión suele borrar estas microasperezas…

«En aquella ocasión yo recordé las enseñanzas de clase –acababa de terminar mi cuarto curso– y, cerrando los ojos, repasé la mano por el espejo de falla, notando mayor aspereza hacia abajo. ¡Tocaba el labio hundido, no el levantado! Haciendo un sencillo cálculo indiqué a mis compañeros donde debían seguir buscando con los escintilómetros. ¡Y acerté! Aquello me dio un gran prestigio entre ellos y también entre los ingenieros de la JEN, qué –mira por donde– aquel día nos acompañaban.

– ¿Y por qué cerró los ojos?

– Pues porque dicen que la sensibilidad en los dedos se acentúa al cerrarlos. Y más en mi caso, por el gran defecto visual que tenía…

– Esto sí que es un ejemplo de que no siempre la cosa es lo que parece. Pero será mejor que dejemos para otro día el otro caso que le sucedió. ¿Le parece bien?

– ¡Cómo usted quiera!

 

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