[dropcap]N[/dropcap]o tuvimos problemas con la redacción del PGOU en los barrios excepto en uno, la Prosperidad. El 1 de julio de 1982 me reuní con sus vecinos. Asistió a la asamblea una empresa constructora que había prometido a los propietarios de las viejas viviendas un piso de las mismas dimensiones que el solar que entregaban. Las cifras no salían. Buscaban un aprovechamiento superior al permitido por la Ley del Suelo. Las reuniones fueron muchas y las razones de los vecinos, gente humilde y sin recursos, eran asumidas por el Grupo de Gobierno, pero estábamos atados por los requerimientos legales. Después de muchas noches en vela logramos una solución con los redactores del Plan General que no satisfizo de lleno a ninguna de las partes, pero nos permitió salir del atolladero. De todos los desarrollos del PGOU el de la Prosperidad fue el único que mantuvo una alineación de calles estrechas, pero se salvaron las dotaciones y los jardines a través de los bulevares que circunvalan el barrio.
En 1982, a punto de arrancar el PGOU, había en Salamanca nada menos que seis mil viviendas vacías. Esto no impidió que se desarrollase prácticamente en su totalidad. La mitad de los salmantinos de 2014 viven en casas construidas con arreglo al PGOU socialista. El que puso en marcha la derecha en 2012 todavía no se ha desarrollado al coincidir con la crisis económica.
El PGOU se aprobó provisionalmente en un pleno del mes de abril de 1983. Con anterioridad había habido intentos de aprobación que resultaron fallidos por falta de votos suficientes. La aprobación de un asunto tan trascendental necesitaba una mayoría cualificada, y hasta esa fecha no se logró. Después de esa aprobación vino el último trámite, su paso al Consejo General de Castilla y León para su aprobación definitiva y puesta en marcha.
En el último trámite se estudiaron 88 alegaciones de instituciones y particulares, se catalogaron 28 nuevas edificaciones, entre ellas, por iniciativa de la Corporación municipal, por su equipo de Gobierno, quedó incluido entre los edificios a proteger el Teatro Liceo. Esta protección salvó de la piqueta al emblemático y centenario teatro salmantino. Otros muchos lugares de cultura, especialmente cines y teatros desaparecieron sin que se hiciera nada por evitar su caída. Valga aquí el recuerdo de los cines Moderno, Gran Vía, España, Coliseum, Taramona, y el desgraciadamente desaparecido Teatro Bretón, derribado junto con el histórico Patio de Comedias.
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