[dropcap]S[/dropcap]i no vienen mis hijos y nietos, que viven fuera, moriremos no del bicho, pero sí de pena”. Es el sentimiento que los padres del alcalde de Hinojosa del Campo (Soria), Raúl Lozano, le transmiten a diario. Llevan más de cinco meses sin ver a su familia. A pesar de que el miedo al coronavirus persiste, en los pueblos de Castilla y León muchos esperan con ansiedad e impaciencia a los suyos, que tuvieron que irse a buscar un futuro mejor. Otros tantos confían en que estos visitantes ayuden también a salvar un año en lo económico sobre el que hay negros nubarrones. ¿Madrileñofobia? Si la hubiera en Castilla y León se cuidan mucho de decirlo. Más bien, esperan a los madrileños con los brazos abiertos.
ICAL. En Hinojosa del Campo residen habitualmente no más de 15 personas pero en los meses de verano y, sobre todo en agosto, la población aumenta hasta alcanzar los 240 residentes. Su alcalde considera que “no se puede vivir en una urna de forma constante, pues condenarías a la gente a la soledad”, y admite que su mayor deseo es que los hijos del pueblo que viven en el País Vasco, Madrid, Zaragoza o Barcelona volvieran a residir en la localidad de forma habitual.
Al margen de ese deseo, apela al buen comportamiento, al uso de mascarillas y la distancia social, y cree que todo se resume en: “Cuidaté tú para que me cuides a mí”. “En Soria creo que no hay madrileñofobia; somos conscientes que el bicho ha estado pululando por todos los sitios. Hemos anulado las fiestas y la comida popular para evitar posibles riesgos. Todo es cuestión de tener sentido común. Creo que es necesario el retorno, por un lado, de la normalidad y, por otro, de los hijos del pueblo”, admite.
El alcalde de Retortillo de Soria, José Alberto Medina, asegura que ahora residen no más de un centenar de personas en la localidad pero prevé que este año la población aumente, al menos, hasta los 500. Reconoce que los vecinos sí le trasladan cierto temor “a lo que puede pasar, más aún por la elevada edad de su población y porque ha sido un pueblo libre de coronavirus”.
Medina cree que la anulación de las fiestas será una decisión disuasoria, ya que provocará que los jóvenes no quieran venir al pueblo. No obstante, sí pide que veraneantes y residentes porten mascarillas, extremen el lavado de manos y si acuden al consultorio desinfecten el calzado. “Va a venir mucha gente a partir de julio, pero el 20 de agosto ya se van. Esto es la tónica general. El bicho está y hay que afrontar la situación”, alienta.
Liberación psicológica
El alcalde de Quintana Redonda, Sergio Frías, asegura que en su localidad ha residido, durante el estado de alarma, más gente de lo normal “para la temporada que era”. No obstante, espera la llegada de muchos más: “El venir al pueblo es como si te liberará psicologicamente, porque al haber menos gente piensas que hay menos riego”, argumenta.
El regidor admite que sus vecinos del pueblo sí piensan sobre qué puede pasar cuando la población aumente, pero son conscientes que no se puede poner barreras ni prohibiciones y que madrileños, vascos, catalanes y maños de adopción tiene derecho a volver a su pueblo porque tiene una propiedad y vinculaciones familiares y sentimentales.
“La conversación sale pero tú no puedes prohibir al de Madrid que venga a Quintana cuando puede salir de su ciudad y tiene casa aquí. La incertidumbre está y somos conscientes de que va a venir mucha gente”, afirma.
Escapada cercana
Una de las localidades más volcadas hacia la llegada de madrileños es El Espinar en Segovia que llega a contar en la primera quincena de agosto con entre 25.000 y 27.000 vecinos, cuando en invierno no llegan a los 10.000. Su alcalde, Javier Figueredo, señala que este año se va a adelantar este pico de población, algo que ya está reflejando en los alquileres de los alojamientos y las viviendas, donde se “está notando mucho”. Este municipio segoviano, que linda con la Comunidad de Madrid, es lugar de segundas residencias y quiere convertirse en una gran alternativa para los que buscan una escapada cercana.
Volcado en este tipo de visitantes, el municipio cuenta con medio centenar de establecimientos dedicados a la hostelería, con bares y restaurantes, además de un buen número de hoteles y hostales, así como empresas de turismo activo con rutas por los pinares y el entorno natural, por lo que son muchas las personas que viven del turismo y los servicios que necesitan que se reactive la economía, haya movimiento y poder facturar.
Este deseo de recibir visitantes, apuntó el alcalde de El Espinar, tiene que ir de la mano de la prudencia y el cumplimiento estricto de las normas marcadas por las autoridades sanitarias en el uso de las mascarillas y el distanciamiento social, así como el control de los aforos en los establecimientos y terrazas para evitar cualquier tipo de rebrote del covid-19.
De la misma opinión es el alcalde del Real Sitio de San Ildefonso, Samuel Alonso. Ambos municipios comparten que sus bellos parajes naturales son Reserva de la Bioesfera de la Unesco, y hacen frontera con Madrid. La responsabilidad individual para cumplir a rajatabla las normas sociales que trae la nueva normalidad serán claves para afrontar con éxito esta etapa, con “mucho sentido común”.
El alcalde del Real Sitio de San Ildefonso explicó que estarán encantados de recibir a todas las personas que les elijan como destino pero les reclamó, al igual que a sus propios vecinos, que sean conscientes de la responsabilidad de cada uno para evitar cualquier paso atrás en la buena situación sanitaria del municipio.
Relación de ‘simbiosis’
En Ávila, los valles del Tiétar y del Alberche miran también a Madrid. Con «prudencia» pero «con los brazos abiertos». Así esperan la llegada de madrileños en Sotillo de la Adrada, municipio con unas 5.000 viviendas de las que más de la mitad son segundas residencias y que este verano espera superar los 17.000 habitantes estables. Su alcalde, Juan Pablo Martín, confía en que tanto locales como visitantes sigan manteniendo las normas de seguridad para que este verano sea “lo más tranquilo desde el punto de vista sanitario”.
En El Hoyo de Pinares los madrileños también serán “muy bien recibidos” este verano. “Estamos deseando que vengan», reconoce David Beltrán, alcalde de este municipio donde también esperan que este año la llegada de visitantes sea “mayor que otros años y además por periodos más prolongados” teniendo en cuenta las posibilidades que ofrece el teletrabajo y también que quizás muchas personas opten este año por un turismo más tranquilo alejado de las multitudes de las playas.
De hecho, Beltrán apunta que la situación actual representa una “oportunidad” para municipios como El Hoyo de Pinares que ofrecen “un turismo sostenible, económico y atractivo”. Aquí también más del doble de las viviendas son segundas residencias, llegando en verano la población incluso a triplicarse en momentos puntuales.
El alcalde de Cebreros, el socialista Pedro José Muñoz, sabe que a partir de este domingo su pueblo se va a llenar y están preparados para ello. No comparte en absoluto las críticas contra los madrileños porque sabe que con ellos su municipio tiene una relación de ‘simbiosis’ y los unos aportan a los otros. “Queremos que vengan y que se sientan en casa y si de paso alguno se empadrona, mejor. Aquí serán bien recibidos”. Cada año, la población, los 4.000 vecinos que habitualmente habitan en Cebreros, se multiplica por tres o por cuatro cuando llega la época estival y entiende que esto puede volver a ocurrir a partir del domingo, coincidiendo también con los otros dos regidores en la importancia de cumplir las normas que se establezcan para la nueva normalidad.
Regreso anhelado
¿Y que piensan los que vienen a Castilla y León? La madrileña, Julia Font, regresará “en cuanto pueda” a Quintana Redonda, su pueblo soriano. En diciembre se compró una casa en el pueblo donde nació su abuela paterna. Además, tiene el anhelo de que a medio o largo plazo pueda vivir de forma permanente a Quintana. “Sí me ronda por la cabeza. Con el confinamiento, además, a la idea le ha dado más valor, incluso”, destaca.
Al respecto, señala que tanto su pareja como ella han salido “airosos” del aislamiento y, por ello, creen que tienen las herramientas suficientes para “en algún momento” plantearse vivir en el medio rural soriano de forma permanente.
Esta profesora asegura que “en cuanto pueda” debe volver a Quintana a seguir con la tarea de poner su segunda residencia a punto, y agrega que es cierto que socialmente “todos tenemos pensamientos recurrentes sobre la necesidad de estar aislados para no contraer la enfermedad”, pero no sería normal “actuar conforme a ellos o que estos pensamientos se alargaran en el tiempo”. Así, aboga por reflexionar y pensar que es “imposible” excluirse de una sociedad global, más aún en Soria donde casi todo el mundo tiene hijos, sobrinos o nietos que por desgracia viven fuera.
La soriana Cristina Hernández, que reside en Madrid por cuestiones labores, reconoce que está deseando volver a Soria a ver a su familia, y apela a la responsabilidad individual, pues “tenemos poca memoria y no hay que olvidar las vidas que se ha cobrado la enfermedad”. “Hay que pensar que si no lo hacer por tí lo debes hacer por tus mayores. Hay que tener memoria teniendo en cuenta que sin relaciones vivir no tiene sentido”, reflexiona.
Asimismo, cree que generar la ‘madrileñofobia’ o ‘sorianofobia’ no sirve de nada, porque es generalizar, más si cabe cuando casi todos los sorianos tienen familiares fuera o hijos que deben estudiar en Valladolid, Madrid o Zaragoza. “¿Pero la gente joven de Soria dónde está?. Es decir, los sorianos que estaban fuera en un colegio mayor han tenido que volver”, justifica con la intención de que se destierren ideas absurdas.
En este aspecto señala que ella intenta actuar con corresponsabilidad, es decir, que tuvo la oportunidad de volver a Soria antes del estado de alarma pero permaneció en Madrid, al ser consciente de la situación sanitaria y de que era lógico quedarse en su lugar de residencia habitual. No obstante ahora anhela volver.
2 comentarios en «Con los brazos abiertos»
Muchas gracias!!!
Este verano pensamos ir con nuestra autocaravana a conocer esta preciosa comunidad para así ayudar a levantar la economía de la España vacia y es de agradecer saber que vamos a ser bienvenidos.
Nosotros por nuestra parte seremos muy cuidadosos con el medioambiente y respetuosos con las normas sanitarias por el bien de todos
Pues la verdad no sé de donde se sacan estas noticias o historias, por que en Segovia no les queremos ni ver, casi nos matan a todos. Así que se queden en sus Casitas o se vallan a Andalucía que ayi se está mejor.