Los arquitectos han alertado reiteradamente de los riesgos de utilizar piscinas portátiles o hinchables en las viviendas particulares.
El auge de estos productos se ha producido como consecuencia del miedo a acudir a las piscinas municipales o a la playa para bañarse, por temor a contagiarse de coronavirus al producirse aglomeraciones.
Este martes se ha venido abajo el techo de una vivienda unifamiliar de la localidad alicantina de Elda.
En la terraza superior habían instalado una piscina hinchable con 8.000 litros que han acabado por saturar el forjado de la vivienda y se ha venido abajo a las 6.30 horas hundiendo el techo del comedor.
Por fortuna no se produjeron heridos, pero al ver las imágenes grabadas por los bomberos, afortunadamente no había nadie allí abajo en ese momento.
Derrumbe de una piscina en una terraza en Elda, solo daños materiales.#cpba #bomberos #enacción pic.twitter.com/ajhPmqsex2
— Consorcio Provincial Bomberos Alicante (@BomberosDipuALC) June 23, 2020
Los arquitectos indican que cada metro cuadrado del suelo de una vivienda está preparado para soportar 200 kilos. Diez centímetros de agua en un metro cuadrado pesan 100 kilos, así que con 20 centímetros de profundidad ya se alcanza la resistencia máxima de las viviendas.
Dos personas fueron atendidas tras el incidente, una de ellas por una herida en una pierna y la otra por una crisis de ansiedad.