Un nuevo Bien de Interés Cultural (BIC) en Salamanca ha pasado a la ‘lista roja’ de la asociación Hispania Nostra. Se trata de los restos del Castillo de Carpio-Bernardo, ubicado en la localidad salmantina de Villagonzalo de Tormes y que ha entrado en esta nefasta categoría este 8 de julio por el lamentable estado en el que se encuentra.
Según informa el colectivo Hispania Nostra, el Castillo de Carpio-Bernardo es una “fortaleza de planta rectangular, flanqueada por torres en sus ángulos, que cuenta con fuertes muros de gruesa mampostería concertada con cal. La fortaleza dispone de un foso alrededor de la misma, apreciable en el terreno. También dispone de un aljibe, a día de hoy aun al aire libre, que se encuentra recubierto con pintura a la almagra y presenta abundantes grafitos medievales en su interior”.
Asimismo, el estado de conservación de este BIC presenta un estado que deja mucho que desear. Según este colectivo, “el castillo se encuentra en estado de ruina. Los muros de la fortificación, de mampostería trabada con cal, presentan múltiples grietas y desprendimientos de sillarejos, a causa del desnivel del elevado terreno sobre el que se encuentra. Los continuos usos como pista de motocross y de quads, aprovechando el montículo de los restos como pista y plataforma de saltos, han provocado desprendimientos de sillarejo, así como la excavación de surcos o canales por las zonas por donde transitan los vehículos. Además, en los materiales se puede apreciar la fuerte erosión eólica y pluvial”.
Razones de inclusión en la Lista Roja:
Grave deterioro por abandono y circulación de vehículos en sus ruinas.
HISTORIA DE LA FORTALEZA:
Hispania Nostra hace un repaso sobre la historia de esta fortaleza medieval. Así, los romanceros y las tradiciones orales hacen remontar la fundación del Castillo de Carpio-Bernardo al siglo IX, durante el periodo de la reconquista. Se atribuye la decisión de la construcción de la fortaleza, o su uso como morada, al célebre héroe leonés Bernardo del Carpio.
Sin embargo, las primeras informaciones documentales sobre el castillo se remontan al siglo XII-XIII; este fue probablemente construido sobre las estructuras del castillo anterior. Se conoce que esta fortaleza jugó un papel relevante durante las guerras entre León y Castilla, debido a su estratégica posición en la línea fronteriza entre ambos reinos.
Tras el fin del conflicto y la unión de los reinos, el Castillo de Carpio-Bernardo, que había estado tanto en manos de leoneses como de castellanos, dejó de ser objeto de disputa. A finales del siglo XV, Enrique IV donó la villa -con la fortaleza- a García Álvarez de Toledo, último conde y primer duque de Alba de Tormes. Aun así, en 1505 los Reyes Católicos mandaron derruir el castillo con la idea de frenar el poder de los dominios nobiliarios, en una época en la que el poder de los monarcas iba disminuyendo.