La vida no tiene sentido sin la interdependencia.
Nos necesitamos unos a otros, y cuanto antes nos enteremos,
mejor para todos nosotros.
Erik Erikson (Psicólogo)
¡Irresponsables!
Disculpen ustedes que comience esta columna con lo que puede parecer un exabrupto. No es un insulto, es un adjetivo calificativo, pero aun así no es mi estilo, y mucho menos en un medio de comunicación, pero estoy completamente indignado como seguro que lo estarán ustedes.
En relación con la pandemia del Coronavirus y, en medio del vocerío de políticos que se rasgaban las vestiduras y exigían a los demás partidos responsabilidades por lo que estaba comenzando a suceder, y cuya verdadera magnitud aún no se podía presumir, señalaba en esta misma consulta el pasado 14 de marzo que “era la hora de la responsabilidad de los políticos, no la hora de pedir responsabilidades”. Dos meses después, el 23 de mayo volvía a escribir que “lo sucedido en España durante la pandemia Covid se estudiaría algún día en los libros como un ejemplo de descoordinación político-administrativa”.
Viene a cuento recordar esas columnas porque, transcurridos cuatro meses desde el inicio de la pandemia, y superado el primer pico de casos que se llevó por delante la vida de miles de españoles y estuvo a punto de colapsar el sistema sanitario, acontecimientos que tienen lugar estos días me hacen pensar que nuestros políticos no han aprendido nada, que siguen siendo incapaces de consensuar las medidas imprescindibles para poder controlar nuevas oleadas de la pandemia, como estamos viendo en el baile de despropósitos de la Generalitat de Cataluña, el Gobierno de España y los jueces, y que han sido, son y parece que seguirán siendo incapaces de elaborar reformas legislativas necesarias y urgentes que eviten tener que recurrir a declarar nuevamente el estado de alarma. ¡Han tenido cuatro meses y no lo han hecho!
Eso ya no es descoordinación administrativa, eso es IRRESPONSABILIDAD, una irresponsabilidad de tal calibre que muchos deberían marcharse a su casa, dedicarse a otra cosa (si saben y pueden) y dejar que vengan otros capaces de entenderse y que traten de enderezar la situación. Nuestras vidas están en juego.
Muchos miles de muertos, muchos miles más de pacientes infectados, el sufrimiento de toda la población que ha padecido las consecuencias de la enfermedad de uno u otro modo, el titánico (e irrepetible) esfuerzo de profesionales sanitarios que se han enfrentado con riesgo de sus propias vidas y la de sus familias a una enfermedad desconocida y peligrosa, no han servido para que ellos se muevan un solo centímetro de sus posiciones previas. Continúan enrocados en su particular partida de ajedrez relativa a la discusión de sus competencias (no es tuyo: es mío), e instalados en la confrontación por la confrontación, en la busca de votos para su partido o en fomentar la pérdida de votos de otros partidos, en resumen, alcanzar el poder político a cualquier precio (sin saber explicar que van a hacer con el cuándo lo tengan: buscan el poder por el poder).
Es urgente disponer de instrumentos legislativos y recursos materiales físicos y humanos que permitan responder a los retos que provoca una situación de pandemia como la que vivimos y vamos a seguir viviendo, y no solo en lo que se refiere al confinamiento, pero parece que para ellos eso no es una prioridad.
Pónganse manos a la obra, hagan un pacto de no agresión mutua, olvídense de las competencias propias y ajenas, siéntense en una mesa y no se levanten de ella hasta consensuar y poner en marcha todas las medidas necesarias para afrontar la situación que se nos viene encima de nuevo.
Postdata: irresponsable según la RAE.
- Dicho de una persona: A quien no se puede exigir responsabilidad.
- Dicho de una persona: Que adopta decisiones importantes sin la debida meditación.
- Dicho de un acto: Resultante de una falta de previsión o meditación.
Pueden elegir ustedes la que les parezca más adecuada. Yo, descarto la primera, pues como ciudadanos podemos y debemos exigir responsabilidades a los gobernantes, así que aplico las otras dos acepciones sin ninguna duda.