No es lo más frecuente, pero desde que se ha generalizado el uso de la mascarilla para frenar la propagación del coronavirus, hay quienes se deshacen de ellas una vez utilizadas tirándolas en cualquier parte.
En las ciudades es más fácil que acaben en papeleras y si se arrojan al suelo, que se recojan en poco tiempo.
Pero los hay que también deciden desprenderse de ellas cuando van el coche y las arrojan en las cunetas o en cualquier cruce, como se puede ver en las carreteras salmantinas.
Aparte de que algunas mascarillas pueden estar contaminadas con el virus, son un agente muy nocivo para el medio ambiente.
Las quirúrgicas tardan entre 300 y 400 años en degradarse, por lo que si estás entre quienes acostumbran a hacer esto, ya puestos es preferible que lo hagas con las reutilizables, que no están siglos hasta que desaparecen. Así lo recuerda el Ministerio de Sanidad en una de sus campañas de sensibilización.
?Una mascarilla higiénica común, abandonada en un
entorno natural, puede tardar en degradarse entre 300 y 400 años?La mascarilla es para ti, no para la naturaleza. Protégete frente a la #COVID19 y protege también al entorno#RecuerdosInolvidables pic.twitter.com/gul8i4VduO
— Ministerio de Sanidad (@sanidadgob) July 30, 2020
Por lo demás, estas conductas incívicas están sancionadas con multas de hasta 3.000 euros. Así pues, mejor echarlas a un contenedor gris, el de la basura de casa, pero no en el del vidrio, el papel o el plástico.