Los niños son alegría, vitalidad, sonrisas… por eso, ver su sufrimiento no puede llevar a otro sentimiento que no sea el de la tristeza, la decepción o la injusticia
Y si hablamos del cáncer infantil… ya se convierte en «desvastador». Así lo reconoce el jefe de servicio de Pediatría del hospital de Salamanca, Eduardo Consuegra, quien tiene claro que deben poner todos los recursos en su lucha por erradicar esta enfermedad.
Asimismo, hace hincapié en la necesidad de que los más pequeños hagan ejercicio, lleven una dieta saludable y eviten la obesidad, que puede conllevar muchos problemas asociados. De todo ello dependerá, en gran parte, cómo sera su salud en el futuro.
Sobre su servicio, ¿cuáles son las patologías más destacadas en los niños?
Tan amplia como resulta la gama de dimensiones y grados de desarrollo que abarca la Pediatría, que puede comprender desde los 500 gramos de peso de un prematuro hasta los más de 100 kilos de algunos adolescentes, así también sucede con la patología pediátrica. Atendemos pacientes con todo tipo de patologías, pero son las enfermedades respiratorias de presentación estacional las que con mayor frecuencia precisan de atención en Urgencias o de ingresos hospitalarios.
¿La obesidad y mala alimentación son también frecuentes en los niños?
Desafortunadamente, los malos hábitos de alimentación, con presencia excesiva de carbohidratos de absorción rápida en la dieta (como ‘chuches’, zumos azucarados y otros dulces) han provocado que el número de niños obesos haya ido incrementándose de forma relevante. El azúcar funciona como cualquier otro adictivo, así que cuando esos hábitos perniciosos están establecidos es muy difícil controlarlos. Hay que evitar ser demasiado permisivos con la dieta de los niños y crear buenos hábitos dietéticos desde temprano.
¿Cómo valora el funcionamiento del servicio de Pediatría?
Aunque en general trato de ser objetivo, reconozco que en este caso me cuesta, por la simpatía que siento por los miembros de mi servicio. Con ello en mente e intentando desprejuiciarme, creo que es un gran servicio. La mayoría de nuestros especialistas son jóvenes y con un alto nivel de motivación por sus subespecialidades. Eso, combinado con la experiencia y profesionalidad de los menos jóvenes, hace que funcione como una eficaz máquina diagnóstica, pero con un componente de sensibilidad humana que, en mi opinión, marca diferencias. Tengo que agradecer a los anteriores jefes del servicio haberlo guiado hasta lo que es hoy. De ellos, por razones de cronología, he tenido más relación con el doctor Pedro Gómez de Quero, el anterior jefe de Servicio y actual Director Médico, de quien he recogido los frutos de una labor extraordinaria.
¿Hay algún proyecto a la vista dentro de vuestro servicio?
Tenemos varios proyectos abiertos, algunos interrumpidos por la pandemia, pero ya en vías de reactivación. Los tres pilares en los que trabajamos son: la búsqueda de la excelencia en la asistencia a los pacientes, la docencia pre y postgrado, y la investigación.
¿A qué retos se enfrenta y en qué se puede mejorar?
El primero y más obvio es el manejo y control de la Covid-19 en la población pediátrica. Es un hecho ineludible que hemos de afrontar, aunque preferiríamos dedicarnos a otras áreas de la atención pediátrica. El otro gran reto es el cambio al Nuevo Hospital. Me resulta muy ilusionante imaginarnos trabajando allí, con más espacio, mejores condiciones y mejor equipamiento. Se está trabajando para crear las mejores condiciones de atención a niños y, sin dudas, sus padres notarán lo positivo del cambio.
¿Hay muchos casos de niños con cáncer? ¿Cuáles son los cánceres que más afectan a la infancia?
Cualquier número de niños con cáncer es mucho, porque quisiéramos que estas enfermedades no los afectasen, pero son una realidad que hay que enfrentar con todos los recursos. Somos uno de los servicios de referencia para la atención de enfermedades oncohematológicas en Castilla y León y trabajamos para ofrecer la mejor atención a esos pequeños. Me gustaría destacar la profesionalidad de nuestras tres oncohematólogas y del personal de enfermería que atiende a estas patologías. En los niños, dentro de la patología maligna más frecuente, destacan las leucemias, los tumores cerebrales, los del tejido linfático y algunos de partes blandas y de órganos como el riñón.
¿Qué grado de curación hay en estas enfermedades en los niños?
Hay muchos factores que condicionan la respuesta al tratamiento. Los más importantes son el tipo, es decir, que células malignas son las que se encuentran presentes, la localización y el estadio que presenta en el momento en que se diagnostica. Por eso no es prudente hablar del grado de curación o de evolución antes de conocer esos detalles. Los oncohematólogos son muy exhaustivos en la tipificación y estadiamiento de estas enfermedades antes de elegir el tratamiento.
Se trata de una enfermedad muy dura, ¿lo es mucho más en los más pequeños?
Los niños, además de ser el centro de atención, son la fuente natural de alegría para las familias. Verlos amenazados por una de estas enfermedades es devastador. En los niños vemos vida y no esperamos otra cosa que eso. El sufrimiento que aparece cuando se diagnostica cáncer a un niño es tal que no puede ser concebido a menos que se experimente. Sólo los padres, los abuelos y familiares que lo enfrentan conocen a fondo el dolor por el que cursan y por eso intentamos ofrecerles, junto al tratamiento, el apoyo que como humanos podemos dar.