[dropcap]H[/dropcap]ace unos días, Hola rescataba fotografías y declaraciones de Chábeli Iglesias Preysler como icono que fue de moda. Sorprendía, porque la hija mayor de Isabel Preysler y Julio Iglesias había decidido dar un paso al lado y retirarse de la vida de portada. Llevaba años sin querer asomarse a las revistas del corazón y poco se sabía de su vida en Miami, salvo que tenía dos hijos, Alejandro y Sofía, y que llevaba junto a Christian Altaba dos décadas de tranquila unión.
Ese reportaje en la web de Hola solo era el calentamiento para la gran exclusiva con la que pasmar a sus lectores esta semana. En ella, Chábeli se muestra estupenda a sus casi cincuenta años. Está orgullosa de la familia que ha formado y de que sus hijos crezcan fuertes, sanos y con ganas de superarse. Cuenta que Alejandro, su chicarrón de 18 años, quiere ser abogado como su abuelo paterno.
La pregunta es: ¿por qué ahora exhibe su vida privada, con casa nueva incluida en Palm Beach, en el amplio reportaje? ¿o tendríamos que decir publirreportaje?
Toda exclusiva que se precie tiene un poco de farisea. Chábeli ha luchado porque su vida privada fuera eso, privada, durante dos décadas. La gota que colmó el vaso para que ella se alejara del pape couché y los focos fue su aparición en el primer programa de Tómbola, en Canal Nou, donde se vio atrapada por Mariñas, Carmele Marchante, Lidia Lozano,… Y se levantó y se marchó del plató y de la vida publicada.
Ahora, quizá necesita foco, o bien porque necesita la dosis de vanidad que siempre da una portada o para anunciar que es diseñadora de ropa de hogar y donde se pueden adquirir las sábanas y demás ajuar que ella idea para vestir casas ajenas.
Con este reportaje, ha perdido parte de su independencia, al menos esta semana, porque ahora todo dura un tuit, seguro que se volverán a ver imágenes de ella casada con Ricardo Bofill o protagonizando algún que otro desplante, más que nada porque ella se recluyó y no hay imágenes suyas en las últimas décadas para poder anunciar que ahora su vida es otra.
Tantas vueltas para volver al mismo lugar.
Ha perdido la libertad y como decía El Quijote…. La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve me parecía a mí que estaba metido entre las estrechezas de la hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recebidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre.
