Este 1 de octubre tiene lugar el Día Internacional de la Hepatitis C, un enfermedad que, según el Observatorio Nacional, afecta a un 2% de la población española. ¿Cuál es la situación en Salamanca?
«Desde finales del año 2015 estamos viviendo un momento muy dulce en cuanto a la situación de los pacientes infectados por VHC. Antes de esa fecha, la disponibilidad de tratamientos era mucho menor (todos basados en regímenes con interferón), tratamientos muy largos (entre 6-12 meses), contraindicados en muchos pacientes, con gran cantidad de efectos secundarios, que en muchas ocasiones, nos obligaba a suspenderlo, y en otros casos, a pesar de completar el tratamiento, el paciente no se curaba«.
Así lo señala Alicia Iglesias, facultativa de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Servicio de Medicina Interna del hospital de Salamanca, quien reconoce que desde ese momento se conoce mucho mejor el ciclo de vida de la enfermedad; en el último ejercicio han tratado a 725 pacientes, cifra que ha disminuido con el paso de los años.
«Todo ello cambió radicalmente desde 2015, con el mejor conocimiento del ciclo vital del virus de la hepatitis C. Esto llevó a disponer de nuevos fármacos (antivirales de acción directa), que actuaban sobre distintas dianas del virus, que se combinan varias familias en un único comprimido y que nos han permitido tratar a los pacientes en un periodo de tiempo relativamente corto (8-12 semanas), sin apenas efectos secundarios y con una efectividad del 95-98%«.
A día de hoy, la Sanidad dispone de «un amplio arsenal de fármacos, que nos permite adecuarlo a cada paciente en función de sus características. En el momento actual podríamos decir que el tratamiento para el virus de la hepatitis C no tiene contraindicaciones, cada paciente recibe un tratamiento adaptado a sus patologías previas, a tratamientos crónicos que recibe, etc. Por lo tanto, prácticamente el 100% de los pacientes pueden ser tratados«.
Situación en el hospital de Salamanca
«En nuestro complejo asistencial (la Unidad de Enfermedades Infecciosas junto con Hepatología) hemos tratado aproximadamente 725 pacientes con antivirales de acción directa (incluyendo los pacientes del Centro Penitenciario de Topas). El volumen de pacientes durante los primeros años era mucho mayor. Teníamos muchos pacientes que habían fracasado con tratamientos basados en interferón, otros que lo tenían contraindicado, pacientes con fibrosis y daño hepático grave…», argumenta Alicia Iglesias.
Sin embargo, hoy esa situación ha cambiado; «todos los pacientes ya diagnosticados y seguidos en las consultas ya se trataron; y, ahora, lo que hacemos es lo que llamamos ‘búsqueda activa de pacientes’, intentando contactar con grupos de riesgo, asociaciones, Cruz Roja… para localizar personas infectadas y poder tratarlas», explica.
Algo característico de esta infección es que en muchas ocasiones es ‘silente’. Una persona se infecta y puede no tener ningún síntoma hasta muchos años después.
«El virus de la hepatitis C puede afectar a muchos órganos, pero su diana principal es el hígado. Va produciendo de forma progresiva fibrosis, cirrosis y en algunas ocasiones cáncer de hígado. De ahí la importancia de diagnóstico precoz en fases iniciales, ya que con los nuevos fármacos se consigue la curación sin que el paciente tenga ningún daño hepático», indica la doctora de la Unidad de Enfermedades Infecciosas.
¿Cómo se puede contagiar la enfermedad? «La forma de transmisión es el contacto con sangre de personas infectadas. Tanto parenteral (transfusiones de sangre o trasplantes antes del año 92. Tatuajes, piercing, consumo de tóxicos intravenosos…), como con prácticas sexuales que conllevan contacto con sangre. Por lo tanto, la mejor forma de prevenirlo son medidas de higiene personal y relaciones sexuales seguras«.
Por último, sobre la posible erradicación de la Hepatitis C, explica: «¿Cuál es el futuro del VHC? Uno de los objetivos del Desarrollo Sostenible para la OMS es combatir las hepatitis como amenaza para la salud pública con su eliminación en 2030 de una manera sostenible. Se fijan metas mundiales de reducir las nuevas infecciones por virus de la hepatitis en un 90% y la mortalidad por las enfermedades que causan en un 65% para 2030. En resumen, probablemente, con los nuevos medicamentos podamos conseguir la erradicación del virus de la hepatitis C en unos años».