La Diputación de Salamanca cerró 2013 con un superávit de 11 millones de euros, según afirmó hoy el presidente de la institución, Javier Iglesias.
Iglesias atribuyó este resultado a que la institución ha cumplido “con España de un modo destacado: con estabilidad presupuestarias y sostenibilidad financiera”.
La estabilidad presupuestaria, dijo, se ha manifestado en que “hemos prescindido de lo accesorio y no hemos gastado lo que no teníamos”, fruto de lo cual ha sido ese superávit.
La sostenibilidad financiera se ha traducido en que en 2013 la Diputación siguió reduciendo su deuda hasta dejarla en el 29,95 por ciento (el límite fijado por Hacienda es del 75% de sus ingresos), y confía en acabar 2014 con una deuda equivalente al 20 por ciento de los ingresos de la institución provincial.
Prescindir de un lastre
“Esto significa que la Diputación, sin dejar de hacer lo que debía, al mismo tiempo facilita prescindir una deuda que lastra la gestión de los años venideros”, comentó Iglesias.
Al reducir tanto la deuda, prosiguió, “será más fácil gestionar los próximos años. Estamos en una posición de deuda históricamente baja. Jamás tuvo menos deuda la Diputación y seguirá bajando” pronosticó.
Además, el presidente señaló que en 2012 se ejecutaron (gastaron realmente) 87,8 millones de euros del presupuesto, y el año pasado esa cantidad ascendió hasta los 130,8 millones, “lo que pone de manifiesto que la gestión de la Diputación tiene sus frutos”.
La deuda viva
En 2013 el saldo vivo de la deuda de la Diputación era de 30 millones de euros. Se realizaron pagos ordinarios (incluidos en la cantidad de dinero ejecutado) por 17 millones para reducir la deuda, liberando, con ello, un millón en concepto de intereses y tres en amortización de capital para otras inversiones y gastos.
Por eso, continuó, la Diputación ha podido aumentar un 55 por ciento la inversión en planes provinciales, hasta situarse en 12 millones de euros, y desarrollar otros planes, como el del empleo, dotado con cuatro millones.
