[dropcap]I[/dropcap]sabel Gemio, que asegura que que la única certeza que tiene es la duda, publica una historia fatídica, que acompaña con una imagen en la que se la ve a ella acariciando un perro. Anuncia que no tiene un nuevo perro, aunque con el que posa, asegura que «es para llevárselo a casa».
La periodista extremeña cuenta su último viaje a su tierra y comenta una noticia que leyó. La información contaba la historia de una mujer de 53 años que había muerto por intentar salvar a su perro.
Su cachorro cayó a un pozo semioculto, ella, sin pensarlo, dejó las llaves y el móvil en el suelo y bajó a rescatarlo. Los dos murieron.
«Es un gesto que dice mucho de ella, pero su familia, sus hijos, sus hermanos y padres, tardarán en aceptarlo. Pienso en su valentía -No sé si yo lo hubiera hecho- y amo a mis perras. La fatalidad tiene forma de pozo negro profundo», reflexiona.
«Pienso en esta mujer, en su vida, en lo que estaría pasando por la crisis, la pandemia. Y por salir al campo a pasear con su perro, pierde la vida. ¿Es la fatalidad, el destino? No, es un pozo que está mal señalizado y nada protegido», denuncia la periodista.
Isabel Gemio confía en que la familia denuncie la dejadez de la administración con un lugar peligroso para personas y animales como es un pozo abandonado. «Hay hay muchos en España. Eso pasó con el niño Julen que también cayó a un pozo y murió. Pero un niño nos impacta más. Pues a mí me ha impactado más la muerte absurda de mi una mujer con mucha vida por delante, con sueños, esperanzas y lucha».
«Si ella hubiera sabido que ponía su vida en peligro, ¿lo hubiera hecho? No importa, su instinto y su amor por el cachorro, fueron más fuerte que la prudencia y la duda. Siempre me han impactado estas noticias de héroes y heroínas anónimas que salen en los medios en la crónica de sucesos», señala Isabel Gemio.
Para la periodista merecen mucho más. «Me pongo en el lugar de su familia. Y en la fatalidad de decisiones mezclada con el azar. Un instante, un perro que corre, cae. Una dueña asustada, otro instante, salvarlo. Otro momento, morir sola sin ayuda junto a tu cachorro, que también muere. La vida está llena de momentos decisivos. Nunca sabemos dónde estará el último. No sé, si os pasa, pero me parece que la muerte se ha hecho más presente que nunca», concluye.
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