Casi han pasado 13 años desde ese momento en el que el mundo inmobiliario se volvió loco, con una ‘burbuja’ que no tardó en estallar.
Febrero del año 2008 fue la fecha en la que el precio de la vivienda en la capital salmantina alcanzó su punto más elevado, un máximo histórico que no ha vuelto a alcanzar; sin duda, algo positivo para los valientes que se lanzan a la aventura de comprar una vivienda.
2.387 euros, según Idealista.com, costaba en esa fecha el metro cuadrado de media para comprar una casa en la ciudad de Salamanca, cifra que se ha desplomado hasta los 1.632 euros por metro cuadrado del mes de noviembre de 2020; que ya es bastante, ¿no?
O lo que es lo mismo, si tomamos como referencia una vivienda tipo de 90m2, en febrero de 2008 nos hubiese costado 214.830 euros de media, por los 146.880 euros de la actualidad, que supone un abismo de casi 70.000 euros.
Solo las ciudades de Burgos y Segovia se aproximan a esta cifra cuando registraron su máximo histórico; en el caso de la capital burgalesa fue en septiembre de 2010, con 2.166 euros por metro cuadrado, mientras que en el caso de la capital segoviana, fue en marzo de 2009, con 2.225 euros. Ninguna de ellas alcanzó el nivel de Salamanca, que mantiene el dudoso privilegio de ser la más cara de toda la comunidad.
La diferencia también se extiende a la provincia, que en noviembre de 2020 contabilizó un precio medio de la vivienda que quedó fijado en 1.295 euros por metro cuadrado, mientras que su máximo histórico se alcanzó en marzo de 2011, con 1.709 euros, que solo llega a superar la provincia de Valladolid, casi en un empate técnico, con 1.738 euros del mes de octubre de 2007.
¿Es tiempo para invertir en vivienda o lanzarse a la aventura de comprar una en la ciudad? Viendo la diferencia entre ambos momentos, está claro, pero quizá viendo nuestro bolsillo sea cosa de locos en mitad de una pandemia. Quién sabe…