El exguardia civil encerrado en su casa de Valladolid podría enfrentarse a un delito de desórdenes públicos

La Policía afirma que el hombre, con antecedentes, no representa un riesgo para ninguna persona ni para él mismo
Leticia Pérez. ICAL . Policía Nacional y Local en la calle General Shelly, número 7, de Valladolid.
Leticia Pérez. ICAL . Policía Nacional y Local en la calle General Shelly, número 7, de Valladolid.

 

El guardia civil retirado, de 47 años y con varios antecedentes policiales, podría enfrentarse a un delito de desordenes públicos después de que este sábado efectuara varias detonaciones en su domicilio situado en el número siete de la calle General Shelly, en el barrio de las Delicias de Valladolid, según informó hoy en un comunicado la Policía Nacional

 

ICAL. En ese sentido, se mantiene una radiopatrulla en la calle por si en un momento dado el hombre decidiese abandonar la vivienda, con el fin de poder interceptarlo. No obstante, la Policía explicó el sábado a medianoche que se levantó el operativo de seguridad al considera que esta persona encerrada no representaba un riesgo para ninguna persona ni para él mismo, puesto que además no tenía «intención ninguna», ni de abrir la puerta, ni de salir de su casa.

Asimismo, la Policía confirmó que la sala del Servicio de Emergencias 1-1-2 de Castilla y León fue alertado del incidente registrado en el domicilio del hombre, donde se escucharon gritos y varias detonaciones. Por ello, avisó a la Policía Nacional y Municipal, a los Bomberos de la ciudad y a Emergencias-Sanitarias que envió medios sanitarios a la zona.

En ese sentido, sobre las 17.05 horas del sábado, la Policía Nacional recibió del 1-1-2 que en el domicilio de la calle General Shelly se habían escuchado detonaciones, que pudieron confirmar los agentes desplazados al lugar puesto que se escuchaban desde la escalera del edificio.

Tras lo sucedido, intentaron hablar con el hombre, un guardia civil jubilado de forma anticipada, que se encontraba en el interior, sin que fuera posible mantener dialogo con él. En aquel momento se desconocía si el arma era real o simulada por lo que se adoptaron las precauciones pertinentes por si los disparos fuesen reales.

A continuación se contactó con el juez de guardia para informarle de la situación y autorizó la entrada en el domicilio para confirmar que la persona se encontraba sola, retirar el arma de fuego y evitar daños al resto. Igualmente se solicitó presencia de los servicios médicos y bomberos, que se desplazaron al lugar.

De esta forma, recordó la Policía, se estableció un dispositivo de seguridad en el exterior del inmueble para evitar que el individuo disparara sobre los viandantes, cortándose la calle al tráfico rodado y se prohibió el paso de viandantes por la misma.

Simultáneamente se estableció un dispositivo de seguridad en la escalera de acceso a la vivienda por si la persona encerrada intentaba salir de la misma para poder interceptarla, siendo infructuosos los intentos de hablar con él.

Además, se logró contactar con la exmujer del ocupante de la vivienda, que indicó que la hija en común estaba con ella y que su exmarido se encontraba, probablemente, solo. La propietaria de la vivienda facilitó la llave de la misma, tras desplazarse desde Palencia, e informó de que la puerta era blindada.

También se desplazó al lugar el equipo negociador de incidentes que consiguió establecer comunicación con el hombre, que según la Policía mostró «un discurso incoherente» y efectuó ocasionalmente detonaciones que, por experiencia policial, se constató que no eran reales sino de fogueo.

Tras la conversación entre el equipo negociador y la persona encerrada, se consiguió que abriese la puerta del domicilio y contactó personalmente con uno de los componentes del equipo. «Cuando parecía que podía abandonar el piso, el encerrado intentó introducir en la vivienda, tirando de él, a un componente del equipo negociador, teniendo éste que forcejear para evitarlo», relató la Policía.

Aunque la Policía intentó la entrada en la vivienda, no le dio tiempo ya que cerró la puerta «repentinamente». Tras este intento de resolución el encerrado procedió a colocar la llave en la cerradura por el interior y acumular muebles detrás de la puerta, por lo que resultaron «infructuosos» varios intentos de abrirla.

Finalmente, se decidió que como la persona encerrada no representaba un riesgo para ni para él mismo, ni para nadie y no tenía intención de salir, se retiraron los efectivos policiales, sanitarios y bomberos, si bien se mantuvo un retén de guardia en la calle para poder interceptar al hombre, al que se le podría imputar un delito de desórdenes públicos.

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