[dropcap]E[/dropcap]s tal vez una de las espadas más conocidas a nivel mundial, tanto por la historia que se le atribuye, como por el que se cree que fue su propietario más famoso. La espada ‘Tizona’, ubicada en el Museo de Burgos desde 2007, se encuentra envuelta en leyenda. ¿Perteneció o no al Cid Campeador? Es una de las grandes preguntas que se hacen los historiadores. Es un hecho que no se puede probar por el momento, pero no por ello hay que desmerecer la grandiosidad de esta espada, que sí es contemporánea al héroe castellano, puesto que la hoja es «de factura andalusí, de la época musulmana en el siglo XI», señala uno de los conservadores del Museo de Burgos, Luis Araus Ballesteros.
Noelia Mariscal / ICAL. Esta información se conoce gracias a un estudio realizado en 1998 por la Universidad Complutense de Madrid, que reveló que fue forjada en el siglo XI, destacando su alta calidad. «Es una espada magnífica, no hay tantas espadas medievales en tan buen estado, y que además se pueda saber bastante de su historia», señala al respecto Araus. El Cantar de Mío Cid atribuye la propiedad de esta espada a Rodrigo Díaz de Vivar, que la consiguió tras vencer en Valencia al rey Búcar de Marruecos.
Sin embargo, ninguno de los textos contemporáneos del Campeador hace referencia a esta espada, y no es hasta que aparece este escrito, que se le empieza a dar nombre. En el siglo XV, volvemos a seguirle la pista, cuando el rey Fernando el Católico, se la dona a uno de sus colaboradores, el marqués de Falces, para agradecer sus servicios en las negociaciones de su enlace matrimonial con Isabel de Castilla. Este la actualiza, cambiándole la empuñadura y añadiendo unas inscripciones en la hoja.
«La empuñadura no es de la época del Cid, como tampoco su inscripción. Casi con toda seguridad se hace también cuando el rey se lo dona al marqués», asegura el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Burgos (UBU), René Payo. Es precisamente esta empuñadura la que todos conocemos en la actualidad, y una de las preferidas por los recién casados para cortar sus tartas nupciales.
«Cuando se añade, se ve que no es una espada muy funcional, porque es un hueco muy pequeño para el puño. Ya tiene un carácter casi ceremonial, no está pensada para el uso», añade Araus, señalando que probablemente desde que fue cambiada la empuñadura la espada no se volvió a usar en combate. Las inscripciones son otro de los aspectos más llamativos de este arma, que han llevado a creer que es la Tizona.
«IO SOI TISONA FUE FECHA EN LA ERA DE MILE QUARENTA» , en castellano antiguo ‘Yo soy Tizona. Fue hecha en la era de 1040’, que correspondería al año 1002; y ‘AVE MARIA GRATIA PLENA DOMINUS TECUM», traducido en ‘Ave María. Llena eres de gracias. El señor es contigo’; son las inscripciones que pueden verse en este arma, y que también fueron añadidas en el siglo XV tras pasar a manos del Marqués de Falces.
En esta familia estuvo desde entonces, hasta que en los años 70 del siglo XX fue depositada en el Museo del Ejército de Madrid, donde compartía sala con más espadas y estaba custodiada por una vitrina vertical que rezaba ‘Tizona’. Tras el cierre del Museo, fue adquirida en 2007 por la Junta de Castilla y León por valor de 1,6 millones de euros, cifra que se pagó con la colaboración de un grupo de empresarios burgaleses, gracias a la mediación de la Cámara de Comercio de Burgos. Desde entonces se puede visitar en el Museo de Burgos,
Una espada acompañada de polémica
A lo largo de sus más de diez siglos de historia esta espada no ha estado exenta de polémica, tanto por su origen, como por la apariencia que se le ha dado en las adaptaciones cinematográficas. Hace 13 años fue noticia cuando el por aquel entonces marqués de Falces, José Ramón Suárez-Otero, ofreció al Ministerio de Cultura comprar la espada, que había sido declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 2002. Sin embargo, desde el Gobierno central rechazaron esta oferta, y finalmente fue adquirida por la Junta de Castilla y León, con el objetivo de que regresase a tierras castellanas, y reposase en la misma ciudad que los restos del Cid y su esposa doña Jimena.
Sin embargo, poco después de esta compra, fuentes del Ministerio de Cultura aseguraron que desde 1999 sabían que esta espada no era «la auténtica Tizona», aunque sí una espada representativa de la época y con un gran valor histórico. Al respecto señalaban que no existían datos fiables que permitiesen identificar esta espada con la auténtica del Campeador.
«No podemos saber que sea del Cid, no hay ningún documento que atestigüe que esta es su espada», apuntan desde el Museo de Burgos, aunque recuerda que pertenece a la misma época que este personaje histórico, y tradicionalmente se ha considerado como la mítica espada de la leyenda, por lo que tiene un «gran interés histórico y cultural». «Aunque no estuviera vinculada al Cid ni a ninguna leyenda, es una espada del siglo XI, y hay poquísimas. Además, se sabe que estaba en la armería de los reyes de Aragón, y se sigue su recorrido histórico hasta nuestros días. ¿La tuvo el Cid en la mano? Mientras no tengamos un documento o venga el Cid y diga que era su espada, no podemos demostrarlo. Aún así es una pieza de mucho interés», añadió.
Su propiedad también fue un tema de debate tras su compra, cuando el vendedor de la espada y actual marques de Falces, José Ramón Suárez-Otero, fue condenado por el Juzgado de Primera Instancia de Madrid a pagar 750.000 euros a los herederos de su tío, que reclamaban que la espada le había sido legada a uno de sus antepasados, como parte de una herencia. Sin embargo, años después, en 2016, el Tribunal Supremo determinó que Suárez-Otero era su legítimo y exclusivo propietario, por lo que podía disponer íntegramente de la misma .
La empuñadura de Amazon
A todo esto, se suma una nueva polémica, que se ha desatado en las redes sociales, con motivo del lanzamiento de la nueva superproducción de Amazon Primer centrada en la figura de Rodrigo Díaz ‘Ruy’. Esta vez, a raíz de las imágenes promocionales de la serie, en las que se puede ver al personaje, interpretado por Jaime Lorente (‘La Casa de Papel’), empuñando una espada con una empuñadura muy reconocida, por su semejanza con ‘La Joyosa’ espada que perteneció a Carlomagno.
Las redes sociales pronto ardieron, comentando el ‘error’ de la productora por haber utilizado esta espada de ejemplo en lugar de la propia Tizona, fácilmente reconocible. Sin embargo, tal y como señala René Payo, la utilización de la Tizona tal y como se conserva en la actualidad «tampoco hubiera sido exacto», puesto que la empuñadura que todos conocemos fue añadida en el siglo XV, cuatrocientos años después de la época del Cid.
«Si probablemente en la serie hubiera salido la Tizona que actualmente se conserva en el Museo, mucha gente se hubiera quedado tranquila, pero hubiera sido un error también arqueológico, de carácter grave. Las espadas del siglo XI o comienzos del siglo XII, tenían otro tipo de empuñadoras más sencillas«, afirma el catedrático.
Al respecto afirma que las series y películas suelen tomarse licencias históricas, lo que en ocasiones crea polémicas. Sin embargo destaca que no se debe olvidar el aspecto positivo que pueden tener este tipo de producciones. «Esta serie va a poner otra vez al Cid en el foco de atención y eso es bueno para Burgos, que debe explotar, desde el punto de vista de marca de ciudad, la figura del Cid, siempre teniendo en cuenta qué es la historia y qué la leyenda».
Pensamiento con el que coincide el conservador del Museo de Burgos, Luis Araus, que lamenta que hay burgaleses que desconocen que esta reliquia se encuentra expuesta en su propia ciudad, y espera que la llegada de esta serie televisiva atraiga a más visitantes al Museo.