Pocos, muy pocos podían llegar a pensar que la Lonja de Salamanca iba a suspenderse de una manera indefinida, robándole su esencia.
Pues sí, la Covid-19 le ha arrancado todo el interés a la fijación semanal de los precios de cereales, ovino, vacuno y porcino en un año en el que solo hubo algunas semanas de tregua con el inicio de la desescalada tras el confinamiento.
Ahí sí, y con muchas medidas de seguridad, en el mes de julio regresó la actividad a la Lonja de Salamanca, pero solo durante unas semanas, las que dio de tregua el maldito ‘bicho’, los vocales de las diferentes mesas sí pudieron llevar a cabo su actividad, cumpliendo una serie de normas, que solo al final fueron más estrictas.
Desde el 9 de septiembre y hasta nuevo aviso y con la incertidumbre por bandera, la Lonja se seguirá realizando vía whatsaap, con el fin de evitar males mayores. Sin debates, sin argumentos, sin posibilidad de réplica, la fijación de los diferentes precios a buen seguro que es diferente a las sesiones presenciales.
El regreso de los vocales a las mesas es una incógnita, mientras que el mercado de ganado de Salamanca sigue funcionando desde su inicio a mediados del mes de junio.
La sesión de cada mercado se lleva a cabo con el cumplimiento a medias de las medidas de seguridad impuestas y sin la presencia semanal de la Policía Local en el recinto, al menos para asegurar que las mascarillas estén en su sitio correspondiente o que no se fume en un recinto en el que está prohibido por la ley.
Ya sea por suerte o porque el campo está hecho de otra pasta, no ha habido que lamentar ningún cierre del mercado ni ningún brote (al menos de manera oficial), que haya impedido el correcto.